Poeta y escritor filosófico inglés, conocido por sus libros de alto contenido filosófico y práctico. En 1897, James Allen perdió a su padre, dejando la escuela primaria y trabajando en varias empresas para ayudar a la familia. Tiempo después llego a ocupar el cargo de secretario ejecutivo y se casó con Lily L. Allen. En 1902 decidió dedicar todo su tiempo a escribir, por lo que dejó el trabajo y se traslado con su esposa e hija a la pequeña ciudad de Ilfracombe (Devon, Inglaterra). La lectura de León Tolstoi marcó mucho a James Allen, tratando de llevar su filosofía a la práctica e influenciado profundamente por el liberalismo protestante y el budismo, trató de transmitir la fe en el poder del individuo para formar su propio carácter y crear su propia felicidad. La carrera literaria de James fue breve, con una duración de sólo nueve años, hasta su muerte en 1912. Las obras de James Allen son eminentemente prácticas, nunca escribió teorías. Según su esposa, Allen escribía cuando tenía un mensaje, y ese mensaje sólo lo transmitía cuando él lo había vivido en su propia vida, y sabía que era bueno.
Aquel que lleva en el corazón una visión maravillosa, un ideal noble, algún día lo realizará.
Un hombre no está bien hasta que sea feliz, sano, y próspero; y la felicidad, la salud, y la prosperidad son el resultado de un ajuste armonioso del interior con el exterior del hombre.
Hay que tener un objetivo legítimo, útil y dedicarse sin reservas a él.
La ley de la cosecha es cosechar más de lo que se siembra. Siembra un acto, y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosechas un carácter. Sembrar un carácter y cosechas un destino.
Cuanto más tranquilo haga las cosas un hombre, mayor será su éxito, su influencia, su energía. La tranquilidad de la mente es una de las joyas hermosas de la sabiduría.
Desear es obtener; aspirar es alcanzar.
Para obtener el éxito verdadero hágase estas cuatro preguntas: ¿Por qué? ¿Por qué no? ¿Por qué no yo? ¿Por qué no ahora?
La armonía es un estado cuya expresión espiritual es el amor.
Trabajar alegre y pacíficamente, sabiendo que los pensamientos y los esfuerzos traen inevitable resultados buenos.
Los hombres están impacientes por mejorar sus circunstancias, pero son poco los que están dispuestos a mejorarse; por lo tanto siguen estando en las mismas circunstancias.
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