La biología humana impone que para liderar o gobernar prevalezcan condiciones como la astucia, la persuasión, la audacia, la manipulación, la falsedad, la crueldad… para aprovechar la necesidad de ser conducidos y de soñar con ilusiones de futuro que sienten los individuos.
Siempre ha sido así y, según el autor, dichos rasgos dependen de propiedades de nuestros circuitos neurales y de modulaciones en los resortes hormonales que acarrea cada cual: unos atributos que tienen una influencia decisiva en los litigios entre humanos. Adolf Tobeña se sumerge en las investigaciones que están desvelando vínculos del temperamento y los estilos ganadores o perdedores, dominantes o sumisos, que muestran los hombres y las mujeres en sus interacciones cotidianas.
Un fresco provocativo e iluminador sobre la importancia de la biología en las contiendas por el poder, al tiempo que abre resquicios para entender mejor el asunto que tiene más encandilada a la gente desde que el mundo es mundo: quién se impone y quién debe doblegarse en las confrontaciones, desde las domésticas a los combates por el cetro y la púrpura. El libro es de consumo universal, pero Tobeña regala una pequeña incursión en la política celtibérica que no dejará indiferente a nadie.
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