Hay un tiempo nítido e irreversible, sin vuelta atrás, el de los fenómenos biológicos y químicos ("la flecha del tiempo", como la llamaron, tan gráficamente, Ilya Prigogine e Isabelle Stengers en su apasionante ensayo La nueva alianza. Metamorfosis de la ciencia). Y hay un tiempo cargado de enigmas, el de la curvatura espacio-temporal descrito en la teoría de la relatividad general de Einstein.
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