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sábado, 14 de abril de 2012

silencio







Nosotros los indios sabemos del silencio.
No le tenemos miedo.
De hecho, para nosotros es más poderoso que las palabras.


Nuestros ancianos fueron educados en las maneras del silencio, y ellos nos transmitieron ese conocimiento a nosotros.
"Observa, escucha, y luego actúa, nos decían".
Esa es la manera de vivir despiertos.


Observa a los animales para ver cómo cuidan a sus crías.
Observa a los ancianos para ver cómo se comportan. Observa al hombre blanco para ver qué quiere. Siempre observa primero, con corazón y la mente quietos y entonces, aprenderás.
Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar sin temor.


Con ustedes es lo contrario.
Ustedes aprenden hablando.
Premian a los niños que hablan más en la escuela.
En sus fiestas todos tratan de hablar.
En el trabajo siempre están teniendo reuniones en las que todos interrumpen a todos, y todos hablan cinco, diez o cien veces.
Y le llaman “resolver un problema”.


Cuando están en una habitación y hay silencio,
se ponen nerviosos.
Tienen que llenar el espacio con sonidos.
Así que hablan impulsivamente, incluso antes de saber lo que van a decir.


A la gente blanca le gusta discutir.
Ni siquiera permiten que el otro termine una frase. Siempre interrumpen.
Para los indios esto es muy irrespetuoso
e incluso muy estúpido.


Si tú comienzas a hablar, yo no voy a interrumpirte.
Te escucharé. Quizás deje de escucharte si no me gusta lo que estás diciendo. Pero no voy a interrumpirte.
Cuando termines, tomaré mi decisión sobre lo que dijiste, pero no te diré si no estoy de acuerdo, a menos que sea importante.
De lo contrario, simplemente me quedaré callado y me alejaré. Me has dicho lo que necesito saber. No hay nada más que decir. Pero eso no es suficiente para la mayoría de la gente blanca.


La gente debería pensar en sus palabras como si fuesen semillas.

Deberían plantarlas, y luego permitirles crecer en silencio.

Nuestros ancianos nos enseñaron que la tierra siempre nos está hablando, pero que debemos guardar silencio para escucharla.

sábado, 10 de marzo de 2012

Willigis Jäger




Willigis Jäger es un monje benedictino alemán y maestro zen, uno de los mayores maestros espirituales de nuestra época, nos regala, a sus 83 años, un librito cargado de riqueza que, en cierto modo, recoge lo mejor de su enseñanza, como si hubiera hecho de ella en este texto un frasco de esencia.
Tomando como punto de partida los grandes interrogantes del ser humano, y tras analizar el momento actual de la religión, introduce en el camino de la mística que, poniéndonos en contacto con la Realidad Última, nos hace descubrir al mismo tiempo nuestra más profunda identidad.
Al acallar la mente, descubrimos que la estructura del "yo" no constituye nuestra verdadera naturaleza: Por eso, querer entender la realidad a través del pensamiento no es más que mirar el cielo a través de una caña. Somos la manifestación, la forma bajo la que se exterioriza algo más grande que nuestro yo. Y en una expresión muy querida para él, afirma: Somos la manifestación de la Realidad Originaria: Dios quiere ser persona en nosotros.

viernes, 28 de enero de 2011

El gran silencio


En 1984 el director alemán Phillip Gröning pidió permiso a la Orden de los Cartujos para rodar una película en el interior de uno de sus monasterios. Le dijeron que era demasiado pronto. Quizás más adelante. Dieciséis años después recibió una llamada. Había llegado la hora...

Los preparativos llevaron dos años, el rodaje uno y la postproducción dos más. Han transcurrido, por tanto, veintiún años hasta su completa finalización. El Gran Silencio muestra por primera vez el día a día dentro del "Grande Chartreuse", el monasterio de referencia en los Alpes franceses de la legendaria Orden de los Cartujos.

Presentada en el Festival de Venecia y premiada en el Festival de Sundance (Gran Premio del Jurado) y en los Premios del Cine Alemán (Mejor Documental), el film ha sido un gran acontecimiento cultural en Alemania, Italia y Austria, donde ha obtenido gran éxito entre público y crítica. Una película austera, cercana a la meditación, al silencio, a la vida en estado puro. Sin música excepto los cantos de los monjes, sin entrevistas, sin comentarios, sin material adicional. Ciento sesenta minutos de cine en silencio.


http://www.youtube.com/watch?v=3R-ivdfGYGk

lunes, 15 de noviembre de 2010

El arte de callar


Capitulo I
Principios necesarios para callar
1. Solo se debe dejar de callar cuando se tiene
algo que decir mas valioso que el silencio.
2. Hay un tiempo para callar, igual que hay un
tiempo para hablar.
3. El tiempo de callar debe ser el primero cronologicamente;
y nunca se sabra hablar bien, si antes
no se ha aprendido a callar.
4. No hay menos debilidad imprudencia en callar
cuando uno esta obligado a hablar que ligereza
e indiscrecion en hablar cuando se debe callar.
5. Es cierto que, en lineas generales, se arriesga
menos callando que hablando.
6. El hombre nunca es mas dueño de si que en
el silencio: cuando habla parece, por asi decir, derramarse
y disiparse por el discurso, de forma que
pertenece menos a si mismo que a los demas.

7. Cuando se tiene algo importante que decir,
debe prestarsele una atencion particular: hay que
decirsela a uno mismo, y, tras esta precaucion, repetirsela,
no vaya a ser que haya motivo para arrepentirse
cuando uno ya no sea dueño de retener lo
que ha declarado.

sábado, 13 de noviembre de 2010

El silencio

Si vas a la soledad callado, compartiras el silencio de los mudos. Pero si vas a la soledad con tu corazón silencioso, el silencio de la creación te hablará más alto que las lenguas de los hombres y de los ángeles.

El silencio de la lengua y de la imaginación desbarata la barrera interpuesta entre nosotros y la paz de las cosas que existen sólo para Dios y no para ellas mismas. Pero el silencio de todos los deseos desordenados deshace la barrera interpuesta entre nosotros y Dios. Es entonces cuando vivimos solamente en Él.

Entonces los seres mudos ya no nos hablan solamente con su silencio: es el Señor quien nos habla, con un silencio mucho más profundo, con un silencio escondido en medio de nuestro yo
.

- Thomas Merton - Los hombres no son islas