Tomando como punto de partida los grandes interrogantes del ser humano, y tras analizar el momento actual de la religión, introduce en el camino de la mística que, poniéndonos en contacto con la Realidad Última, nos hace descubrir al mismo tiempo nuestra más profunda identidad.
Al acallar la mente, descubrimos que la estructura del "yo" no constituye nuestra verdadera naturaleza: Por eso, querer entender la realidad a través del pensamiento no es más que mirar el cielo a través de una caña. Somos la manifestación, la forma bajo la que se exterioriza algo más grande que nuestro yo. Y en una expresión muy querida para él, afirma: Somos la manifestación de la Realidad Originaria: Dios quiere ser persona en nosotros.
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