Topalov habla de la invención del paro en el año 1910, para luchar contra la amplia práctica del trabajo discontinuo El desempleo no es un mal incurable producto de la globalización o de un flagelo de la naturaleza, sino algo bien distinto: legislaciones equivocadas que desalentaron a los empleadores desorganizando la producción de la sociedad.
A finales de los años 70 el capitalismo deja su dinamismo productivo, cierra unidades de producción y avanza con la especulación bursátil. Las nuevas técnicas informáticas que facilitan la inmediatez de la especulación financiera, se combinan con las políticas de liberalización de los mercados dando paso al predominio del capital financiero sobre el capital productivo: el capital ya sólo invierte en el capital; su parasitismo se ha vuelto estructural.
Al mismo tiempo aumenta la concentración de capitales, formando una red de multinacionales que generan hoy más del 30% del producto bruto mundial. Este capital multinacional que traspasa los límites del Estado-nación, va a modificar el papel de los Estados en el proceso de acumulación de capital y va a redefinir su papel como garante del orden público, y con la correspondiente pérdida del espacio político.
Se desregulariza el mercado de trabajo: zonas de libre comercio, maquilas, zonas de procesamiento de las exportaciones, con la vuelta a las condiciones de sobreexplotación manchesterianas. Aumenta también lo que podríamos llamar trabajo inmaterial en contraposición al trabajo industrial, como la producción de servicios, la producción de imagen, la producción de marcas... y la consiguiente destrucción de la anterior identidad obrera: automatización, paro generalizado, deslocalización fin del movimiento obrero ligado a la producción. Si puedes poner al capital a trabajar para que vas a tener un conjunto de obreros protestones
No hay comentarios:
Publicar un comentario