Dice Amos Oz- Esta novela es el resultado de un proceso de paz conmigo mismo. Durante muchos años estuve muy enfadado: estaba enfadado con mi madre, con el barrio en el que crecí, estaba enfadado con la Historia. Una vez que hice la paz conmigo mismo, pude invitar al resto de toda esa gente, es decir, a mis padres, a mis abuelos, a mi casa. Les pude hacer sentar, ofrecerles una taza de té y, sólo entonces, ponerme a hablar. Y hablé. Pero también pude oírlos. No hablé como un juez. No escribí este libro para decir: "Tú, padre, eras terrible; tú, madre, un diablo; o tú, madre, eras terrible y tú, padre, sufriste demasiado". No. Lo escribí con curiosidad, con compasión, con ternura, y sin ira en absoluto. Por supuesto, con ira respecto a la historia y la tragedia que trajo a mi familia desde Europa, y a otras muchas familias judías desde Bagdad o Casablanca, arrojándolas lejos de allí. Mi familia no era esa gente que bromeaba y se reía en la cubierta del Titanic, en los años cuarenta, mientras los judíos de Europa se estaban hundiendo en las aguas. No. Ellos fueron arrojados al océano, mientras la música, el baile y las canciones seguían oyéndose, y mientras todo el mundo tenía una buena comida y seguía bailando. Sin embargo, ellos estaban entre los arquitectos del Titanic. De Europa.
La música que sonaba, en parte, había sido creada por ellos. El menú, el menú cultural, había sido, en parte, preparado por ellos. Pero fueron echados a patadas a la oscuridad. Y toda esa ofensa me la pasaron a mí. Esto en inglés se llama unrequited love, amor no correspondido: cuando amas a alguien y ese alguien te rechaza y te arroja lejos de él.
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