El 1 de mayo de 1933, en plena Gran Depresión, El Catholic Worker hizo su debut con una primera edición de dos mil quinientos ejemplares. Dorothy Day y algunos otros vendian el periódico por un centavo (sigue teniendo el mismo precio) a los transeúntes.
El Movimiento del Trabajador Católico se basa en una firme creencia en la dignidad otorgada por Dios a cada persona humana.
Hoy más de 185 comunidades de Trabajadores Católicos comprometidos con la no violencia, la pobreza voluntaria, la oración y la hospitalidad para las personas sin hogar, el exilio, hambre, y los desamparados. Los trabajadores católicos siguen protestando contra la injusticia, la guerra, el racismo y la violencia en todas sus formas.
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