El movimiento tecnocrático propugna una forma de gobierno en la cual los científicos y los expertos administran.
El movimiento tecnocrático busca establecer un sistema socioeconómico de crecimiento basado en la conservación, la abundancia en oposición a sistemas económicos basados en la escasez como son el capitalismo y el comunismo. La principal conclusión del movimiento tecnocrático es que el actual sistema de precios basado en la escasez, es un medio ilógico de distribución en un mundo tecnológicamente avanzado. La tecnocracia considera los modelos económicos, políticos y administrativos como reliquias del pasado.
Los tecnócratas afirman que los avances en la mecanización han causado un desplazamiento masivo de empleo hacia el sector de los servicios. Mayor incremento en la eficiencia y la productividad quiere decir que la mayoría de las tareas desempeñadas por empleados humanos pueden ser eliminadas o reducidas a través de una mejor gestión, automación, y centralización. Estas tendencias deben señalar un incremento tanto en las posibilidades de producción y de tiempo para el ocio puesto que se produce más con menos mano de obra. Dentro del sistema de mercado, sin embargo, un aumento en la productividad según estas teoría conduce a reducción del personal porque las compañías necesitarían menos trabajadores y estos recibirían salarios más bajos debido a la competencia. Como consecuencia, el estándar de vida de muchos declina. Los tecnócratas por lo tanto argumentan que el sistema de mercado se enfrenta a una paradoja fundamental: A medida que las máquinas son disponibles para remplazar mano de obra, estas no hacen nuestra vida más fácil, por el contrario la hacen más difícil. Aunque cada vez sea posible producir más debido a la tecnología, mayores son las disparidades en riqueza y el beneficio potencial de la tecnología es menos compartido. La causa fundamental del problema según el movimiento tecnocrático es que dependemos mucho de un sistema basado en el dinero para tomar las decisiones económicas.
Contrario a los economistas, quienes definen eficiencia en términos de una máxima asignación de recursos limitados con el fin de proporcionar mayor utilidad a sus dueños, los tecnócratas definen eficiencia en términos de evidencia empírica. Eficiencia, para los tecnócratas se mide científicamente: la tasa de energía aplicada al trabajo útil sobre la energía aplicada al sistema completo. Los tecnócratas argumentan que existe un abismo masivo entre el mundo real de la ciencia y el mundo de la economía.
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