Los adeptos de estos grupos religiosos (cofradías) mantienen con su líder espiritual respectivo relaciones complejas basadas en el sistema de donaciones y contra-donaciones. Las cofradías se estructuran en dahiras (círculos religiosos). Las reuniones semanales giran en torno a cuestiones de orden teológico, cantos religiosos o sesiones de lectura del Corán. El sistema de dahira estructura la vida social de sus miembros, tomando a cargo las diferentes ceremonias de la vida: nacimiento, atribución de nombre, boda, defunción etc...
Están fundadas por un maestro {cheik) que predica a sus discípulos una vía mística, un camino hacia dios (tariqa) que los miembros de la cofradía aceptan y siguen. Se trataría de un conjunto de actores sociales reunidos según status en una red coordinada de funciones que atribuyen a cada uno tareas y responsabilidades específicas.
La tariqa (vía, método) se ha revelado una respuesta particularmente fértil para una minoría en busca de una forma de religiosidad vuelta hacia la meditación y la práctica ascética. De otro lado, el culto del santo, la obediencia al guía espiritual (marabut) y la inserción en la práctica mística de elementos no islámicos, se han revelado útiles instrumentos para instalar el Islam sobre otras tradiciones culturales. Las cofradías tienen como centro las zawias. Situadas junto a la tumba de
un santo local, las zawias son un importante polo cultural, y con el tiempo se ha convertido también en centro de poder, además de espiritual, político y económico.
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