El cliente de la prostitución infantil es una persona que no despierta sospechas en su entorno y lleva una vida aparentemente normal, por lo que puede ser "el vecino del quinto".Se trata de una persona que viaja a países en vías de desarrollo donde el acceso a la prostitución infantil es más sencilla, donde "las costumbres sexuales son diferentes" y donde los pederastas "se sienten con libertad" para contratar este tipo de servicios. En su vida cotidiana en su país de origen los clientes de prostitución infantil son individuos aparentemente normales, entre los que hay "solteros, casados, hombres, mujeres, personas de nivel adquisitivo totalmente diferente.
Julia Hernández la adjunta al Ararteko ha subrayado que la Comunidad Europea "está por la labor de los estados miembros penalicen a los clientes" de prostitución infantil "y así lo ha dicho en un montón de directrices y recomendaciones".
EFE
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