La sostenibilidad puede perseguirse por tres caminos distintos: eficiencia,coherencia y suficiencia. De manera breve se pueden caracterizar estastres vías de la siguiente forma: la eficiencia se orienta al mejoraprovechamiento de la materia y la energía, esto es, una mayorproductividad de los recursos naturales. La suficiencia trata de lograr unmenor consumo de los recursos a través de una demanda de bienes menor.La coherencia se orienta hacia tecnologías compatibles con la naturaleza,que aprovechen los ecosistemas sin destruirlos.Nosotros hoy nos vamos a ocupar sobre todo de suficiencia, pero hay quepensarla en el contexto de esta terna, que también podríamos llamar unatrinidad, puesto que las tres vías son imprescindibles. Ninguno de estoscaminos, sin los otros dos, nos conduciría al objetivo; por eso en primerlugar vamos a caracterizar brevemente estos tres caminos a lasostenibilidad.Las mayores esperanzas, actualmente, se dirigen a la ecoeficiencia, esdecir, a mejorar la productividad de los recursos naturales. El punto devista que prevalece en ello puede describirse como “hacer más conmenos”. Más trabajo a partir de un kilovatio, más kilómetros a partir de unlitro de combustible. Y de hecho, el mejor aprovechamiento posible de lostesoros de la naturaleza constituye una estrategia fundamental en el caminohacia la sostenibilidad. Pero la ecoeficiencia tiene también un talón deAquiles. Estos ahorros conducen o seducen hacia un sobreconsumo,precisamente cuando la eficiencia se revela como un comportamientopreservador de la naturaleza.
Además, la eficiencia ecológica tiene también una doble cabeza de Jano:ahorra y al mismo tiempo extiende. Es de utilidad en tanto en cuantodisminuye el consumo total, pero en la medida en que el crecimiento de lascantidades de bienes y del consumo energético sobrepasa los ahorros,aparece el llamado “efecto rebote” (en inglés rebound effect). Los ahorrosen materias primas y en energía son recuperadosdos y aniquilados por unconsumo cuantitativo mayor.Eso precisamente es lo que está pasando a escala mundial, de formadramática. La producción y el comercio mundial crecen tanto, que superancon mucho los ahorros de energía y materiales logrados por laecoeficiencia. También la población mundial seguirá creciendo aúndurante algunos decenios, hasta alcanzar 8 ó 9.000 millones de sereshumanos. Al analizar estos fenómenos cuentan los nacimientos, perotodavía tienen más peso las pretensiones crecientes de las crecientes capasmedias y altas en la población mundial. La parte de la “clase consumidoraglobal” que se sitúa fuera de los países de industrialización antigua seevalúa hoy en más de mil millones de personas. Ya iguala el poder decompra de los EE.UU. Todo ello significa que la suma de todos losahorros conseguidos por una mayor eficiencia en el uso de los recursosnaturales queda absorbida y sobrecompensada por la creciente demandamundial. Basta evocar el enorme aumento del tráfico aéreo yautomovilístico: contra ello nada pueden las ganancias en eficiencia.Pero ¿no cabe poner esperanzas en las tecnologías más compatibles con lanaturaleza: energía solar, biocombustibles, células de combustible?Semejantes estrategias de coherencia [o biomiméticas, n. del t.] recibengran aprobación. Nos prometen, de manera análoga a la ecoeficiencia, unasolución casi indolora para los problemas ecológicos; pues seríancompatibles –tal es la expectativa—con el mantenimiento o incluso con unaumento del bienestar material. No hay que poner en cuestión quenecesitamos urgentemente este tipo de tecnologías coherentes. Ahora bien,mucho en estas estrategias de coherencia, quizá incluso la mayor y mejorparte, es música del porvenir. Tales tecnologías hoy son practicablessolamente en pequeña medida. Nadie sabe en realidad en qué momentopodrán aplicarse muchas de ellas. Nadie sabe si están realmente tan libresde efectos secundarios ypeligros como predicen algunos de sus portavoces.Y hay que tener en cuenta que tales tecnologías también consumiránmateriales, emitirán productos tóxicos, y surgirán problemas cuantitativos,Manfred Linz SOBRE SUFICIENCIA Y VIDA BUENA Trad. Jorge Riechmann
problemas de escala. No puede haber, ni en la economía ni en la vida delas personas, ninguna intervención en la naturaleza completamente libre deimpactos.Con ello llegamos a la cuestión de la suficiencia. Resulta inesquivable: silos seres humanos queremos preservar la Tierra, tendremos que aprender avivir dentro de sus límites. No debemos causar más impactos de los quesoporta la biosfera. Y eso se refiere a todos los seres humanos. Tendránque aceptar restricciones prudentes todos los habitantes de la Tierra:también la clase consumidora en Asia, África y América Latina. Pero estáclaro que el requerimiento de austeridad se dirige en primer lugar a losmayores consumidores, los habitantes de las naciones industriales. Siguesiendo verdad que una cuarta parte de la humanidad –la cuarta parte dondeestamos nosotros— se apropia de casi tres cuartas partes de las materiasprimas. Eso no puede continuar así. No lo aceptarán los hoy postergados.Si no cambian las cosas, los conflictos por el petróleo, los metales, el airelimpio, los alimentos y el agua dulce no se podrán resolver de manerapacífica. Los países más ricos tendrán que acceder a una reducción de suconsumo de materiales y energía, y el motivo por el que lo harán en últimainstancia no es ético, no lo harán por benevolencia. La cosa es diferente: laautolimitación responde al interés propio esclarecido de las naciones en lascuales estamos viviendo.Esto se ha vuelto hoy especialmente urgente, pero se trata de una cuestiónmuy antigua. Desde la Antigüedad y hasta hoy, la suficiencia ha sidoconcebida como la pregunta por la justa medida, por aquello que sientabien y hace bien a los seres humanos. Conjeturamos que sobre la entradadel templo de Apolo en Delfos estaba escrita aquella máxima que se hallaen la base de cualquier reflexión sobre suficiencia: Mêden agan (“De nadaen demasía”). A nosotros nos atañe, sobre todo, la conexión de estasabiduría antigua con la ecología.La suficiencia ecológica busca vías y estrategias para ahorrar recursos através de transformaciones del comportamiento humano. Mientras que enlos casos de la eficiencia y la coherencia intentamos cambios técnicos yorganizativos, en el caso de la suficiencia se trata de las transformacionesde nuestra propia acción. Así, por mencionar solamente un ejemplo, sihablamos de automóviles eficientes nos referimos a consumir menoscombustible y fabricar automóviles que se reciclen mejor. Pero laManfred Linz SOBRE SUFICIENCIA Y VIDA BUENA Trad. Jorge Riechmann
suficiencia requiere que nos contentemos con automóviles más pequeños,que viajemos menos con ellos y también más despacio, o que pongamos enpráctica sistemas de transporte diferentes.Podemos convenir en que la suficiencia es necesaria, pero ¿es tambiéndeseada? ¿Cuántas de nuestros conciudadanos están dispuestos aembarcarse en este camino hacia el menos? Las ideas rectoras de lamodernidad son por el contrario más, mayor, más deprisa, más lejos. Yhete aquí que se presenta ahora la suficiencia recomendando unaautolimitación prudente. No resulta sorprendente que se replique ante laspropuestas de suficiencia: eso significa un retroceso, es aburrido, va acostar puestos de trabajo, hará la vida pobre y lamentable. La suficienciasería algo para seres angelicales, para idealistas. La población en generalpoco puede lograr con algo así.
No hay comentarios:
Publicar un comentario