viernes, 22 de abril de 2011

Hombre perfecto

San Ignacio de Loyola con sus Ejercicios y Exámenes tiene el fin de hacer al hombre perfecto: que proceda según las normas más sublimes del psiquismo superior, sin que le estorbe el psiquismo inferior o afecciones desordenadas, como lo indica en el título mismo de su librito. Por eso dispone en los Ejercicios del "poder legislativo" para elegir, determinar y concretar la norma de vida.; y en los Exámenes del "poder ejecutivo" para llevarlo a la práctica.
Los Ejercicios proponen los motivos más fuertes y nobles en sí, asimilados por el ejercitante y reforzados por la afectividad de amor a Jesucristo.
Así orientando el psiquismo superior, para que las pasiones no le desvíen, vienen las meditaciones preparatorias de la elección, seguidas de ésta, que concreta y decide la norma futura de su vida.
El "poder ejecutivo" tiene un instrumento sumamente eficiente en el examen particular, verdadero "voluntímetro" y "voluntígero" (es decir, un "medidor" y un "generador" de voluntad), que nos hace ejecutar actos verdaderamente volitivos concretándonos a una sola virtud o vicio, y en tiempo y lugar determinado; que nos hace sentir su posibilidad y facilidad, comenzando por cosas externas y fáciles, para seguir por las difíciles e internas, exigiéndonos solamente el esfuerzo y vigilancia por medio día. Finalmente, nos hace renovar tres veces por día la decisión y reforzarla con las comparaciones de un examen a otro, con la contrición cuando faltamos, con el amor a Jesucristo y con la oración y confianza en Dios.
Es un tratamiento psicoespiritual eficacísimo para curar las enfermedades psicomorales, que son nuestros defectos.





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