La Educación Biocéntrica es una nueva forma de aprender sobre el mundo en que vivimos, que toma como herramienta metodológica la Biodanza y todas aquellas técnicas que sean capaces de permitirnos una construcción del conocimiento desde la vida instintiva, la vida social, el afecto y la creatividad.
Inmediatamente que veo esta posibilidad integradora que ofrece la Educación Biocéntrica, el corazón se me hace un puño pensando en nuestros niños y niñas que van a las escuelas para que los instruyan en la mediocridad, en cosas inútiles que les llena la cabeza cual cajones vacíos o con unos métodos que dejan mucho que desear; en lugar de estimularlos y enseñarles lo realmente importante: valores humanos, herramientas para el autonococimiento, el desarrollo del pensamiento lógico, inteligencia emocional, inteligencia espiritual…
La Educación Biocéntrica propone un “repensar la educación, de forma que se ayude a las personas a vivir y convivir, teniendo como punto de partida el respeto a la vida y a la convivencia amorosa, y como método un enfoque reflexivo y vivencial en la práctica pedagógica, en que aprendemos por la vía cognitiva y además a través de las emociones, de los sentimientos, de las sensaciones, de la intuición”.
Puede sonar a utopía una escuela así, pero mira a tu alrededor y valora… ¿Crees que tu hijo, tu sobrina, tu nieto/a está en el buen camino de recibir una educación para la vida?
Inmediatamente que veo esta posibilidad integradora que ofrece la Educación Biocéntrica, el corazón se me hace un puño pensando en nuestros niños y niñas que van a las escuelas para que los instruyan en la mediocridad, en cosas inútiles que les llena la cabeza cual cajones vacíos o con unos métodos que dejan mucho que desear; en lugar de estimularlos y enseñarles lo realmente importante: valores humanos, herramientas para el autonococimiento, el desarrollo del pensamiento lógico, inteligencia emocional, inteligencia espiritual…
La Educación Biocéntrica propone un “repensar la educación, de forma que se ayude a las personas a vivir y convivir, teniendo como punto de partida el respeto a la vida y a la convivencia amorosa, y como método un enfoque reflexivo y vivencial en la práctica pedagógica, en que aprendemos por la vía cognitiva y además a través de las emociones, de los sentimientos, de las sensaciones, de la intuición”.
Puede sonar a utopía una escuela así, pero mira a tu alrededor y valora… ¿Crees que tu hijo, tu sobrina, tu nieto/a está en el buen camino de recibir una educación para la vida?
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