Jeremy Rifkin (1943, Denver, Colorado) es un sociólogo, economista, escritor, orador, asesor político y activista estadounidense. Rifkin investiga el impacto de los cambios científicos y tecnológicos en la economía, la fuerza de trabajo, la sociedad y el medio ambiente. Uno de sus libros de más éxito y reconocimiento es El fin del trabajo, de 1995.
El cambio climático, el agotamiento de los hidrocarburos, la crisis económica, el movimiento del 15-M y sus franquicias alrededor del mundo, todo está relacionado y, según el economista, escritor y asesor político Jeremy Rifkin, tienen una solución común: abandonar el modelo agotado de la Segunda Revolución Industrial y abrazar la tercera, basada en las energías renovables e Internet. No hay tiempo que perder ni otra solución posible, el futuro es ahora y está en manos de las nuevas generaciones nacidas en la era de Internet.
Jeremy Rifkin, que publica La Tercera Revolución Industrial (ed. Paidós), pide a los jóvenes que tomen las riendas de un movimiento que modificará por completo el modelo energético, político y empresarial. Una revolución basada en el poder lateral que, según Rifkin, han sabido demostrar tan bien en las calles. Es tiempo de evolucionar y trasladar lo aprendido a las empresas, a la política y a la sociedad civil. “¿Dónde quieres estar de aquí a 20 años?” les interpela Rifkin. Una pregunta mucho más trascendental de lo que parece.
¿Internet y energías renovables son el binomio de la economía del futuro?
Si, se trata de una nueva revolución industrial, la Tercera Revolución Industrial, que creará millones de empleos en España y miles de oportunidades para pequeñas y medianas empresas. Hará que la economía vuelva a crecer y enderezará la seguridad energética y el cambio climático en el mundo.
La Segunda Revolución Industrial está agotada, el petróleo se están acabando, la tecnología es muy vieja, estamos inmersos en una crisis económica que ha dejado a millones de personas en España y en el mundo sin trabajo y la gente joven sale a la calle por todo el planeta para decir “basta”. La Tercera Revolución Industrial, basada en las energías verdes y organizada y administrada desde Internet es la esperanza para las nuevas generaciones.
¿Que pasos está dando Europa para adaptarse a esta nueva Revolución Industrial?
La UE respalda formalmente este paso hacia adelante y Alemania está liderando este cambio. Hasta hace doce meses España se estaba moviendo deprisa como la otra mayor potencia de esta Tercera Revolución Industrial, pero ahora todo está estancado.
¿Y en que se basa exactamente esta Tercera Revolución Industrial?
Se basa en cinco pilares. El primero: La UE se ha comprometido a que el 20% de su energía sea renovable a partir del 2020. El segundo pilar se basa en la recolección de la energía verde. Las energías renovables se encuentran en todas partes; en el sol, el viento, las olas, incluso en la basura. Tenemos suficiente energía limpia como para proveer a la raza humana hasta el final de la historia, pero, cómo la almacenamos? En los edificios. El objetivo es conseguir que cada edificio en Europa y España se convierta en una pequeña planta de energía verde que lo haga autónomo para que no necesite ninguna energía extra. El pilar tres se basa en lograr un almacenaje óptimo para aprovechar al máximo esta energía. El cuarto pilar es Internet, que se convertirá en el sistema nervioso de esta revolución. En la Tercera Revolución Industrial las tecnologías de la comunicación convergen con las nuevas energías para convertirse en el canal de transmisión de la energía verde. La energía limpia almacenada en los edificios podrá ser redirigida y vendida por todo el mundo a través de un software instalado en nuestras casas igual al que ahora usamos para compartir y almacenar información en Internet. Por último, el quinto pilar se basa en el transporte verde. Podremos recargar nuestros coches eléctricos en cada esquina gracias a las pequeñas plantas de energía instaladas en los edificios.
Estos cinco pilares deben de desarrollarse al unísono, si uno crece más rápido que otro o se ponen en marcha de forma aislada se perderá la inversión. En el momento en que se pone en marcha esta nueva infraestructura se crean miles de trabajos. Es más, España podría crear miles de trabajos mañana por la mañana si lo hiciera.
¿Entiendo que para usted la salida a la crisis española pasa por apostar por la Tercera Revolución Industrial?
Si, España vive una crisis inmobiliaria que ha dejado a millones de personas que se dedicaban a la construcción sin trabajo. Apostar por los cinco pilares de esta nueva revolución permitiría reconstruir rápidamente el sector inmobiliario transformado los edificios en microplantas de energía verde. Esto crearía de forma inmediata millones de trabajos. En Alemania lo han probado y ha funcionado, si ellos lo han hecho, porqué no España?
La UE se tomó muy en serio la Tercera Revolución Industrial. ¿Con la crisis económica este proceso se ha ralentizado? ¿Está en riesgo?
El problema es el siguiente: si apostamos por la austeridad, como pide el mercado financiero internacional para que países como España demuestren que pueden pagar sus deudas, una vez que hemos hecho recortes se quejan de que no hay crecimiento. Lo que he tratado de explicar a la canciller Merkel y a Zapatero es que pese a que la austeridad es necesaria, tiene que ser responsable, tiene que asegurar que el modelo de Estado de Bienestar europeo no se resentirá.
¿Y que le contestó Zapatero?
Fuí su consejero hasta el año pasado, estuvo de acuerdo conmigo. Le advertí que sin un plan de crecimiento España se hundiría más y más en el agujero. La austeridad no puede relegar a un lado la Tercera Revolución Industrial o España y Europa serán cada vez más débiles.
No parece que en estos momentos esta sea la prioridad.
Debería serlo, de otro modo no habrá esperanza para la gente joven. Las nuevas generaciones han salido a la calle en un movimiento histórico que empezó en Madrid con el 15-M y que se ha ido extendiendo por todo el mundo. Pues yo les digo, la Tercera Revolución Industrial es vuestra revolución, una revolución del siglo XXI basada en el poder lateral y la democratización de la energía y de la información. Creo que este movimiento tiene el mismo potencial que el de 1848 y el de 1968, aunque hay un gran ‘pero’: saber si la gente joven puede ser más sofisticada e ir más allá. Las nuevas generaciones deben de empezar a tomar el mando, las generación mayores no lo van a hacer por ellos. Deben movilizarse no sólo en la calle, sino en las urnas, en las empresas y la industria, en la sociedad civil. Es su turno.
Sus teorías no deben gustar mucho a las compañías energéticas. ¿Hay presiones desde este sector para que este cambio no se produzca?
El problema es que son un lobby muy poderoso, gastan miles de millones de dólares en comprar candidatos, cargos políticos, elecciones… Pero lee mis labios: No les necesitamos. Ahora la gente podrá tener su propia energía sin ellos, además, tenemos a industrias más poderosas de nuestro lado; como la de la construcción, la inmobiliaria, la automovilística… No me preocupa la industria energética, pronto serán dinosaurios.
Usted da la impresión de ser un optimista. ¿Lo es realmente o es que está obligado a serlo?
Nunca he sido optimista, pero tampoco soy pesimista, nada de esto es útil. Estoy esperanzado pero no soy naif, estoy convencido de que Internet y las energía distributivas crearán una poderosa economía que será sostenible y limpia, que creará millones y millones de trabajos y detendrá el cambio climático. Se que es una gran desafío, que será muy difícil, pero no veo un plan B. La otra opción es no hacer nada, pero entonces el mundo se desmoronará, de hecho, ya se está desmoronando. Así que la pregunta que cada humano de este planeta debe hacerse es: “¿Dónde quiero estar de aquí a 20 años?”.
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