Cuando en 1972 publicó sin la censura previa obligada el libro
Yo creo en la esperanza, que en apenas semanas dio la vuelta al mundo, fue exclaustrado de la Compañía de Jesús para evitar males mayores con el Vaticano, regresó un año después a Madrid y se fue a vivir a una chabola del Pozo del Tío Raimundo, la barriada en la que otro jesuita, el famoso padre Llanos, ex capellán de Falange y ex amigo del dictador Francisco Franco, llevaba practicando una radical teología de la liberación desde 1955.
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