Las doctrinas de las diversas ramas protestantes varían, pero son prácticamente únanimes en la inclusión de la justificación por la gracia a través de la fe y no de las obras, conocido como Sola fide, el sacerdocio universal, que implica una relación personal directa del individuo con Dios sin ninguna institución de por medio y la Biblia como autoridad última en asuntos de fe, conocido como Sola scriptura.
Si bien con anterioridad a Martín Lutero hubo otros precursores del protestantismo, que mostraron su desacuerdo con la Iglesia católica, cuestionando alguna de sus doctrinas, como John Wycliffe en Inglaterra en el siglo XIV o Juan Hus en Bohemia a comienzos del siglo XV, la creación de la imprenta favoreció la rápida expansión de las ideas de Martín Lutero y otros reformadores.
En el siglo XVI, los seguidores de Martín Lutero establecieron las Iglesias evangélicas de Alemania y Escandinavia. Iglesias reformadas fueron establecidas en Suiza por Juan Calvino y otros reformadores más radicales como Ulrico Zuinglio. Thomas Cranmer reformó la Iglesia de Inglaterra y más tarde John Knox estableció una comunión Calvinista más radical en la Iglesia de Escocia. En España llega la Reforma de manos de personas cultas, influyentes y religiosos catolicos. La Iglesia Protestante se mantiene a escondidas y florece en la segunda Reforma española
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