sábado, 21 de enero de 2012

Palabras para indignados





Los días previos al 15 de mayo, día para el cual estaba convocada una manifestación por el centro de Madrid, así como en otras 50 ciudades de todo el Estado, aún no presagiaban los acontecimientos que a raíz de las emociones desatadas por esas movilizaciones se iban a desencadenar. Las manifestaciones, convocadas por la plataforma Democracia Real YA! bajo el lema No somos mercancías en manos de políticos y banqueros se preveían masivas y así lo fueron (se manifestaron un total de al menos 130.000 personas, unas 20.000 en Madrid), pero lo que realmente desbordaría todos los pronósticos aún estaba por llegar.

La convocatoria, que se autodefinió como ciudadana y apartidista, contaba con un manifiesto que expresaba, con un lenguaje aglutinador y conciliador, su disconformidad con el actual sistema político y económico y la necesidad de una revolución ética. A pesar del discurso descafeinado, la convocatoria reunió a un buen número de gente que sentía la necesidad de expresar su rabia ante una sociedad que no les ofrece perspectivas.
Rosales y Penella presentaron en Madrid su ensayo Palabras para indignados en el Ateneo
Las palabras creativas, el carácter artístico, el pacifismo y el espíritu internacionalista del 15-M esconden un marcado humanismo. El mismo que cuajó en anteriores movimientos como el cristianismo primario, la Ilustración y las revoluciones de los años sesenta, donde se habló por primera vez de los derechos humanos y civiles. Así lo reivindican el filósofo Manuel Penella y la arquitecta Cristina García-Rosales, autores del libro Palabras para indignados.
"El libro está marcado por muchos aciertos, entre ellos, habla del humanismo laico de este movimiento. No olvidemos que es un movimiento de recuperación de la conciencia frente a las masas domesticadas por los medios y la manipulación de la política", aseguró París nada más iniciarse la presentación. Manuel Penella, que recogió el guante, señaló que, ante todo, el libro pretende mostrar "de dónde venimos" para explicar el despertar de la calle acaecido en los últimos meses no sólo en España, sino en otros países como EEUU con Occupy Wall Street: "Desde hace décadas comenzó un proceso de ingeniera industrial que lo que buscaba era adormecer las conciencias. Y no fue sólo una cuestión económica, sino que invadió todos los terrenos, como por ejemplo el de la educación pública. Ante eso, sólo quedaba una pregunta: ¿qué hacer? Nuestra propuesta es refrendar nuestro compromiso con lo humano y tomar inspiración en los movimientos humanistas", apuntó.

García-Rosales criticó, por su parte, las palabras del filósofo Zygmunt Bauman, quien señaló hace unos meses que el movimiento de los indignados carecía de pensamiento. "No estoy de acuerdo. Es una revolución humanista, laica y global". "Y está formada en parte por esa generación mal llamada generación perdida", añadió.

La escritora Fanny Rubio, que también apoyó este acto de presentación del libro, recogió el título del libro del poeta Dámaso Alonso, Hijosde la ira, para definir el 15-M. Según ella, los indignados "están enraizados con los movimientos contraculturales de los años sesenta, la generación del 68. Lo que ocurriódespués de todo aquello es que hubo una guerra silenciosa contra la imaginación al poder surgida en la Escuela de Chicago, que nos llenó de falsas utopías. El cuento de hadas de la democracia se convirtió en conseguir vivir en un adosado".

Humanismo frente a fundamentalismo. Una vuelta a la recuperación del humanismo igualitario "que ya estaba presente en el primer cristianismo", afirmó Rubio. Ese es, según los autores de este libro, el espíritu que vibra dentro de los indignados y el que debe sostenerse para los meses que vienen, en los cuales volverá la batalla contra ese rodillo adormecedor.








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