El jesuita Manu Arrue vive la espiritualidad desde la acción social, desde la experiencia personal y comunitaria compartida con ex-presos de Martutene que viven en los márgenes de nuestra sociedad. Arrue pone el acento en la importancia de la relación de acogida y de respeto a cada persona y a sus circunstancias, y en la contemplación de los empobrecidos, como el camino para descubrir a Dios presente en la realidad.
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