jueves, 1 de julio de 2010
El Lute, Los Morancos y Malena Gracia tienen algo en común
En Madrid, en 1965 hubo un tiroteo entre maleantes y agentes del orden, en el que murió el sargento Barriga, de la guardia civil. Este suceso aunque trágico se hubiera olvidado pronto si no fuera por que dió a conocer un grupo humano, hasta entonces desconocido por la mayoría de la gente.
Son altos , de tez y ojos claros. Llegaron a España a finales del siglo XV. Vivian de un honrado comercio nómada, basado en trueques y chamarileos, y hasta hace muy poco fueron, en los pueblos aislados, los heraldos de la novedad, los portadores de noticias y rumores: son los quinquis, miembros de un grupo social marginado, dedicado tradicionalmente a la venta ambulante o "buhoneria", frecuentemente desarraigado de una residencia estable y bordeando, las más de las veces, los limites de la delincuencia; gentes transhumantes que, la mayor parte de las veces, ni siquiera se inscribían en el Registro Civil y que carecían de toda documentación legal, con lo que quedaban, por ello, exentos de cumplir con el servicio militar.
Se dedicarón a profesiones más o menos nómadas como vendedores ambulantes, artesanos ambulantes, arrieros, buhoneros o recaderos, cambiando frecuentemente de residencia y viviendo de hecho al margen de la ley, hasta practicamente hace poco tiempo. El hecho de que sus rasgos fisicos sean comunes a toda la peninsula no parece indicar que pertenezcan a otra raza, tampoco tienen lengua propia. Su nombre tampoco indica gran cosa, ya que se supone que es una corrupcion de quincallero, o quinquillero, como aun dicen en Castilla la Vieja, es decir vendedor ambulante de quincalla, cosa que designa a una actividad, que, si bien muy extendida en ese grupo, no constituye, ni mucho menos, la unica que desempeñan. Los quinquis solo usan dicha palabra en el seno de la mas absoluta confianza. Es posible que, como algunos afirman, se deba a que ha tenido mala prensa y, de hacerlo, se , iban a perjudicar. pero, ademas, da la impresion de que no surgio de entre ellos. Es muy probable que la inventase la policia, para designar a todo un grupo. Sorprende bastante que, al menos que se sepa, los quinquis no Se dan a si mismos ningun nombre, ni siquiera en la intimidad.
Pero, volviendo al tema de su origen, poco pueden ellos ayudarnos, ya que no guardan la menor tradicion de como empezaron ni de donde vienen. Tampoco explican por que son quinquis, limitandose a aceptarlo como un hecho, igual que si lo llevasen grabado en la piel. Para bastantes de ellos, es una simple consecuencia de la familia a la que pertenecen, sin otros meritos, mas o menos como le ocurre a la nobleza. Sin embargo, quedaron totalmente excluidos de nuestro mundo, hasta el punto de ser, iguales a una colonia extranjera. Por otra parte, los quinquis afirman poderse reconocer a simple vista y sin necesidad de hablarse, lo que indica que, pese a sus rasgos fisicos similares a los de la generalidad de los españoles, tienen alguna caracteristica particular que a los demas se nos escapa.
En los años cincuenta y sesenta fueron obligados a abandonar su tradicional modo de vida y ocupación (la venta de reparación de enseres domésticos de metal), haciéndoles emigrar a los suburbios pobres. En cuanto los quinquis se instalaron en el suburbio, se les planteó el poblema de ganarse la vida. Si sus sistemas habituales de trabajo ya no les servian en el campo, motivo de que lo abandonaran, menos posibilidades tenian de ejercerlos en la ciudad, donde la competencia era mayor por parte de los talleres establecidos.
Esto, naturalmente, debia provocarles una cierta desorientación, lo que, sin duda, hizo que un buen numero volviesen a su manera de vivir tradicional.
Los que ejercian oficios manuales, se encontraroncon que sólo podian hacer chapuzas en las casas de los barrios pobres, pues en los otros preferian llamar al taller de la vecindad. De modo que, si lograban un encargo, era siempre a base de bajos precios. A los vendedores, los guardias les impedian recorrer las calles, por lo que tambien tuvieron que limitarse a las zonas humildes y vendiendo mas barato que las tiendas. Asi,no les quedó otro remedio que ir abandonando sus ocupaciones habitua1es, para buscar otras propias de la ciudad. Tambien establecieron puestos de venta en los mercadillos, lo mismo que en el rastro de Madrid y en los encantes de Barcelona. Muchos de estos eran los mismos traperos que exponian los objetos conseguidos de saldo. Otros, sin embargo, se limitaban a la venta. Asi, sus tenderetes constituian una inimaginable combinación de articulos diversos. Sin embargo el proceso de adaptación de los quinquis al suburbio, no se hizo sin victimas. Estos eran aquellos que, incapaces de superar los obstaculos, cayeron en la delincuencia. Resulta practicamente imposible determinar su numero, dentro del referido grupo social, lo que se presta a interpretaciones muy diversas, que aun lo complican mas. Probablemente, nunca conoceremos la cifra exacta ni tampoco una aproximada. Por lo pronto, las condiciones de vida del suburbio contribuyen a desanimar a la gente. El hacinamiento que imponen las barracas, la falta de las minimas comodidades Y el verse de continuo despreciados, crean un estado de animo muy proximo a la desessperación, desde el que resulta facil caer en la delincuencia.
A esto, deben añadirse las dificultades con las que se han enfrentado los quinquis para encontrar trabajo, cosa que puede acabar con la paciencia de muchos. De ahi a asaltar una joyeria, sólo se interponen la agresividad y la decision de cada uno. Por ese motivo, no todos los delincuentes de suburbio son quinquis ni todos los quinquis son delincuentes. Los primeros en llegar, venian huyendo de la miseria y de los apuros de sus aldeas. A cambio de un ingreso fijo semanal, que les asegurase contra el hammbre, se amoldaban a todos los demas inconvenientes de la barraca, esperando, siempre, que esta fuese provisional.
Mientras tanto, y, en gran parte, gracias a su esfuerzo, la ciudad ha prosperado, pero ellos, en el suburbio, continuan lo mismo que antes. Sus hijos, criados e, incluso, nacidos alli, ya no aceptan como hecho fatal que deban ser los eternos desheredados y, con frecuencia, por un instinto elemental y desorientado de rebeldia, se lanzan al crimen.
De ahi que la delincuencia aumente más en las epocas de miseria que en las de prosperidad porque las diferencias sociales, o sea, las injusticias, se hacen entonces mucho mas patentes.
La primera consecuencia que se advierte es la forrmación de bandas, que no son tan sólo peñas de amigos escandalosas y agamberradas, sino grupos, con su jefe, que se sienten enemigos de los demas. Esta rebeldia, sin aspiraciones revolucionarias de ninguna clase, se desahoga en hurtos, actos de matonismo y actividades mas o menos vandalicas.
Es una etapa por la que pasan bastantes muchachos de los suburbios y a quienes, en el fondo, los otros admiran. No obstante, luego, la mayoria acaba por llevar una vida perfectamente normal.
Sin embargo, hay que advertir, asimismo, que no siempre las dificultades han sido las causas de que delincan. Algunos, aunque la minoria, robaban ya en la epoca nómada. Pero en los que persisten, el delito cobra caracteres de tradici6n familiar, pues va de padres a hijos. Es el caso de cierto muchacho, al que en una de sus frecuentes detenciones, pues tenia mala suerte, Ie preguntaron por que no lo dejaba. Muy serio, resspondió que por no quedar mal ante los suyos.
En esas actividades, los quinquis mantienen las leyes que ya les distinguian en el campo, de no verter sangre mas que en ultimo extremo, para defenderse, y de no molestar a las mujeres, a lo que ahora añaden no operar nunca en el barrio que habitan. Asi no se crean enemistades innecesarias.
Precisamente son los quinquis delincuentes quienes mas sociables y simpaticos se muestran con sus vecinos, quienes procuran estar a buenas con todos y evitan destacarse en lo mas minimo.
Pero, al mismo tiempo, dejan en el aire la amenaza de que no se les moleste, ni tampoco se vaya con cuentos a la policia, porque, de proponerselo, pueden ser muy desagradables.
De los otros delincuentes, a los quinquis les distingue, entre varias cosas, el modo como emplean el dinero. En su mayoria, aquellos procuran darse la gran vida, o lo que entienden por la gran vida, hasta que se les acaba. Los quinquis, por el contrario, no alteran en absoluto su existencia despues de un atraco. El botin va integro para mantener a su familia, puesto que, repetimos, consideran el robo como una profesión. Y les Jesultan utiles a los vecinos, al proporcionarles, a muy bajo precio, ropa y otros articulos de primera necesidad, cuyo costo representaba un sacrificio para la debil economia de aquellas zonas. Asi, se vendian baratisimos, pantalones, carnisas y jerseys, sin que siquiera les quiten las etiquetas del establecimiento de donde proceden. Lo mismo ocurría cuando robaban un camión de carne, de huevos o de jamones, pero, entonces, no actuaban de manera individual. Se conviertía en una operacion de conjunto. Primero, circula la noticia por el barrio, de forma mas o menos disimulada. La consigna era que habia mercado. Al poco rato, los quinquis establecian un bien montado servicio de vigilancia, para evitar que la autooridad les sorprendiese, y, luego, la mercancia, se ofrecia al publico, liquidandola a toda prisa.
Minutos despues, pero con gran precision habian desaparecido lo mismo el vehiculo en que la transsportaban, que las pruebas comprometedoras y el serrvicio de vigilancia. Era como si nada hubiese ocurrido.
Ante esto, los vecinos, lo mismo gitanos, castellanos que otros quinquis, por intachable que sea su conducta, les miraban con benevolencia, mientras que, desgraciadamente, la policia, que debia realizar continuos registros en busca de sospechosos, se connviertia en el elemento molesto.
Los quinquis, en cambio, no venden en su barrio transistores y otros articulos facilmente identificables. Los tratos se realizan siempre de noche, para evitar indiscreciones. Pero, con frecuencia, es asimismo una medida de autoseguridad de los propios quinquis. Para los quinquis, constituye una gran ventaja tener una comunidad que les apoya, cosa de la que carecen los otros fuera de la ley. Por lo pronto, saben que sus familiares no quedaran por completo abandonados.
En los años setenta hizo su aparicion la droga en los suburbios más tarde en los ochenta varios clanes quinquis y gitanos se aliaron con la mafia turca . La historia de esta se puede dividir en dos grandes periodos. En su origen, existieron en Turquia unos bandidos de honor,tradicionales, llamados kabadayi (fanfarrones, perdonavidas o jactanciosos), una especie de gansteres patriotas que desempenaron misiones de protección de algunos edificioso ficiales durante la guerra de la independencia. Estos proscritos convertidos en milicia oficial se ganaron el respeto del pueblo llano. Los pobres y los debiles adoptaron la costumbre de acudir a ellos como ultimo recurso. Los kabadayi controlaban el territorio de las grandes ciudades, se reservaban algunas actividades criminales, y cobraban un impuesto sobre las demas actividades. Con el paso del tiempo, los kabadayi se transformaron en baba (padre,papa), es decir, en autenticos padrinos del crimen. Por otro lado, en el este de Anatolia aparecieron los reis (caudillo,jefe) de tribu, tambien llamados aga, que eran poderosos terratenientes de practicas mafiosas evidentes. La mafia turca moderna nace en la decada de 1940. En esa epoca, los Baba conocieronun rapido enriquecimiento gracias asu colaboración con las mafias italianas en el trafico internacional de estupefacientes. Esta alianza sigue vigente en la actualidad. Recordemos que Turquia se encuentra en la ruta histórica y natural del comercio (y de todos los traficos) entre Asia y Europa desde la Antiguedad. La Turquia contemporanea no tiene nada que envidiar a Sicilia o a Japón en materia desimbiosis criminal. En España, el almacenaje y distribución de heroína es monopolio de clanes delictivos quinquis y gitanos. Nadie se atreve a hacerles sombra, es como querer quitarle el poder a Coca-Cola, es imposible. Son grupos organizados para el crimen, clanes herméticos, difíciles de penetrar. Y los quinquis todavía peor, porque no son chivatos ni cobardes”. Palabra de policía antinarcóticos. No habla por hablar. Desde hace décadas pisa los talones a los jefes de estos clanes que tienen como centro de operaciones la Comunidad de Madrid.Cuando empezaron en la delincuencia, muchas de estas familias eran feriantes (los quinquis) y tratantes de ganado (los gitanos) originarios de Extremadura y la vieja Castilla. “Treinta años después es inimaginable el tren de vida que practican los ‘mercheros’ –como les gusta a los quinquis que les llamen–, son familias que se han hecho de oro. Empezaron con el menudeo, lograron contactos y la confianza de las organizaciones turcas y ahí les tienes, media docena de familias dominan casi toda la heroína que entra. Son los reyes”, comentan estas fuentes. INTERVIU
A principios de los ochenta ETA anunció una campaña cotra narcotraficantes. Si alguien sabe a qué se refería ETA cuando en aquel lejano mayo de 1980 anunciaba que iba a emprender "ataques de eliminación física" de personas relacionadas con la droga, ese es el clan de los Bañuelos. Esta familia quinqui, originaria de Burgos y Palencia, ha sufrido tal campaña en su propia carne.Ramón Bañuelos, de 33 años, fue el primero en caer asesinado, en octubre de 1988. Un año después seguía la misma suerte su primo Ignacio Bañuelos Lasso, fallecido al explotar la bomba colocada en su vehículo. En enero de 1991, María García Bañuelos, de 27 años, sufrió la amputación de la pierna derecha y su hija Laura, de 11, tuvo que se ser atendida de múltiples contusiones a causa de otro artefacto que hizo explosión al poner en marcha su furgoneta en la calle de Julián Gayarre.
Los Bañuelos vivían en el barrio bilbaino, de Txurdinaga, una zona azotada por la droga. Tanto que los vecinos, hartos y desesperados, pegaron hace unos años en sus calles pasquines con 60 nombres bajo la leyenda Relación de narcotraficantes de la avenida Julián Gayarre. Peligrosos sociales de Txurdinaga.
EL PAIS
Se puede obtener mucha información en esta web
http://mariamerchera.wordpress.com/mercheros/
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario