domingo, 17 de marzo de 2013
Bricolaje religioso
El alejamiento de la religión tradicional ha creado un vacío espiritual que ha llevado a muchos a volver la vista hacia otras religiones y filosofías que les permitan llenar esa hueco. Un vacío que ni la razón, ni lo material han podido llenar. En la sociedad posmoderna hay una gran sensación de orfandad. El hombre busca por todos los medios algún tipo de acogida. “Para llenar ese vacío se está produciendo una especie de reciclaje religioso en el que se combinan creencias de distintos credos. Es lo que se llama en sociología ‘bricolage religioso’, un fenómeno más o menos nuevo en España, pero no en Estados Unidos. Consiste en tomar elementos de la propia religión y mezclarlos con los de otras religiones.” La religión se individualiza y se seleccionan “a la carta” aquellos aspectos que son válidos para uno. Porque una cosa es Dios y otra cosa es lo religioso. Lo religioso es la necesidad de protección que tiene el hombre y la satisface de muchas maneras. Por ejemplo, con la vuelta a todas las formas de superstición, mágicas, con el esoterismo o con filosofías, prácticas y religiones provenientes de Oriente.
Mirando hacia Oriente
Una de las religiones que más interés despierta en Occidente es el budismo que fascina porque no se basa en idolatrías ni en creencias, sino en una filosofía de vida que cada uno aplica de forma individual según sus necesidades. Occidente ha confeccionado un “budismo light”, adaptado, que parece olvidar la moral y la importancia del orden y de la disciplina presentes en la auténtica tradición budista, pero que alivia y enriquece al hombre occidental.
El perfil de los que acuden a este centro son personas entre 30 y 35 años, con la vida económicamente más o menos resuelta y que necesitan hacer algo más que comprar o producir. “La gente suele venir por problemas de todo tipo: conflictos existenciales, problemas de pareja... En la mayoría de los casos no saben qué hacer, tienen una sensación de vacío interior muy fuerte y una necesidad de hacer algo con sus vidas”.
Muchos de los cauces de expresión de esa nueva espiritualidad convergen en la búsqueda de esa armonía que proporciona la meditación pero también el yoga. “Lo que las personas buscan hoy en día es un equilibrio que el ritmo acelerado de la vida moderna les niega”.
Globalización religiosa
Estar a gusto con uno mismo pasa por un culto al cuerpo que a veces raya en el hedonismo. Pero también pasa por sentirse útil y hacer algo por los demás.
De ahí que colaborar con alguna de las ONG existentes se haya convertido en una consecuencia más de esta nueva espiritualidad, pero menos egocéntrica donde lo que importa es el otro, es conseguir ayudar a los demás para ayudarnos a nosotros mismos. Cuanta mayor es la espiritualidad del individuo, mayor dedicación le concede a este tipo de actividades. “Desde el punto de vista sociológico, parece claro que la necesidad de Dios existirá siempre. La necesidad de algo sagrado es lo que va a sobrevivir porque quizá el concepto de Dios va a renovarse en la creencia de una misteriosa energía o fuerza vital. En el futuro, se tenderá a pensar en un Dios trascendente que es ajeno a nosotros y que tiene sus propios criterios acerca del mundo y del desarrollo histórico. Esa necesidad de creer en algo sagrado no parece que vaya a abandonar el mundo de los hombres conforme avanzan hacia la modernidad”. Al igual que existe una globalización económica, parece que vamos camino de alcanzar también una globalización religiosa, ya que el mundo occidental lleva décadas incorporando cada vez mas elementos de religiones y filosofías orientales.
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