martes, 17 de mayo de 2011

sentir


Nos hemos olvidado de sentir. Nuestros sentidos han dejado de hacer la función que antes desempeñaban a la perfección: sentir. Estamos en medio de un huracán de reclamos, ruidos, sensaciones ajenas que acaparan nuestra atención. Nuestros sentidos están saturados. Nuestros oídos se han olvidado del ruido del viento, nuestro olfato se ha embotado con los humos de la ciudad, nuestro gusto desprecia lo exquisito sólo porque es habitual; nuestro tacto es torpe, nuestra vista es tan selectiva que se nos escapan los matices, la belleza que nos rodea.



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