jueves, 6 de septiembre de 2012

La revolución sintérgica

La revolución sintérgica es una manifestación evolutiva de la tradición contracultural; florece en torno al desarrollo espiritual y el cultivo de la congruencia. Para el autor Graham Hancock, la humanidad en el siglo XXI se encuentra atrapada en una lucha entre el pasado y el futuro. Los patrones establecidos durante los últimos dos mil años continúan dominándonos y definiendo nuestros pensamientos y comportamiento en maneras que ya no nos sirven. La evolución supone ser imparable, sin embargo la pregunta es: ¿seremos capaces de liberarnos y adherirnos a la siguiente etapa de nuestra evolución? Prácticamente imposible saberlo, dado a que el status quo del que intentamos desplegarnos es patrocinado y defendido por fuerzas políticas e ideológicas y por una inercia institucional de tal magnitud que resulta difícil creer que se nos permita avanzar. Sin embargo, no cabe duda de que una nueva especie de humanos está emergiendo en el siglo XXI. Estos nuevos humanos reculan del creciente poder e intrusión del Estado en sus vidas y creen firmemente que existen otras maneras de cooperación comunitaria que no dependen de la supervisión, regulación o tributación del Estado. Estos nuevos humanos no tienen ninguna necesidad de fidelidad exclusiva a la “nación” o “país” en el que sucedieron nacer y por lo tanto no se sienten más cercanos o conectados a una persona que nació en el mismo país. Su identificación primaria no es con su campo genético nacional, sino con los que comparten su forma de pensar, donde sea que estos se encuentren en el mundo. Como consecuencia, están agudamente concientes de lo absurdo de la guerra y de la naturaleza artificial del miedo, odio y sospecha implantada y usada por los Estados para justificar guerras de todo tipo. Estos nuevos humanos ven la esterilidad de la economía y la política, donde aparentemente las opciones actualmente disponibles son dos: una especie de capitalismo de libre mercado o una especie de modelo socialista. Desde el punto de vista del nuevo ser humano, ambos sistemas son esencialmente lo mismo, estando basados y arraigados en el materialismo y en la suposición no comprobada de que la realidad está confinada al campo de la materia. Los socialistas y los capitalistas discuten sobre cómo se debe de dividir el botín de ese campo de la materia y quién entre ellos debe de dividirlo, pero uno y otro están tan enfocados en la primacía de la materia, que ignoran cualquier posible dimensión espiritual por completo, incluso mofándose del mero concepto. Siguen suponiendo que la dimensión espiritual es terreno de la religión institucionalizada. No es así para el nuevo humano, quien se siente segregado de la religión ortodoxa y se niega a aceptar que un cura, el rabino, o el mullah tengan que ser los intermediarios exclusivos entre nosotros y lo Divino. El nuevo humano está hambriento de una experiencia espiritual directa, personal y está dispuesto a recorrer largos caminos usando técnicas antiguas de éxtasis, legado de los chamanes y yoguis de la prehistoria, para conseguirla. Este análisis de Graham Hancock, bien podría ser el manifiesto de la Revolución Sintérgica. De los que hemos descubierto y decidido –ya sea como consecuencia de la tragedia, del instinto de supervivencia o simplemente por la atracción auténtica a la luz – convertirnos en guerreros espirituales, en un mundo donde incluso mencionar el término delante de nuestros seres más queridos, es mal visto. Esto puede significar un drama o puede ser el trayecto épico hacia el dharma en tu vida. “La Teoría Sintérgica postula que la experiencia humana es el resultado de una hipercompleja distorsión del cerebro con la Lattice del espacio-tiempo (Wallace 1986). La lattice o campo cuántico es la matriz fundamental del espacio, este espacio posee diferentes niveles de organización en la cual la lattice es la más fundamental, en su estado puro la lattice es una matriz con coherencia y simetría absoluta, cualquier distorsión en su estructura es manifestada como un objeto complejo de partículas elementales, creando así el mundo que conocemos. La activación de una neurona provoca una micro distorsión en la lattice del espacio-tiempo, al activarse todos los elementos neuronales de un cerebro se crea una macrodistorsión denominada “campo neuronal”. El cerebro es capaz de crear una matriz de interacciones o conexiones directas entre el campo neuronal y la Lattice del espacio-tiempo. En la teoría Sintergica se le denomina “Hipercampo” a la estructura de la lattice que incorpora todos los campos neuronales, esta matriz creada es la base donde se establece la relación directa entre cerebros.” Lo cual comprueba científicamente, que el trabajo que realicemos individualmente, es potencialmente transferido a los demás. El Dr. Amit Goswami, profesor de física en el Instituto de Teoría de la Ciencia en la Universidad de Oregon, fue un participante activo en la investigación de Jacobo Grinberg y la tomó como base para desarrollar su teoría: Ciencia Idealista. La Ciencia Idealista incluye a la conciencia dentro de la ciencia. Propone que la conexión entre cerebros sucede a través del intento conciente, es decir, a través de la intención conciente se logra correlacionar dos objetos o dos cerebros y colapsar en ambos realidades similares. Concluye que la conciencia colapsa estados semejantes de realidades de ambos cerebros porque los cerebros están correlacionados. Para el Dr. Goswami la conciencia, y no la materia, es la base de todo ser, a partir de esto demuestra cómo la conciencia crea el mundo material. Prolífico autor, maestro y visionario, el ahora retirado Dr. Goswami ha creado el Centro de Activismo Cuántico. El activismo cuántico es la idea de transformarnos y a nuestra sociedad, de acuerdo a los principios de la física cuántica. El Centro de Activismo Cuántico busca educar, apoyar y facilitar la transformación de la actual visión mundial materialista hacia a una basada en la primacía de la conciencia. En palabras del Dr. Goswami: “Le puedes llamar Dios si lo deseas, pero no tienes que hacerlo. Conciencia cuántica es suficiente. La no localidad, la jerarquía enredada y la discontinuidad son las firmas de la conciencia cuántica y han sido verificadas de forma independiente por los principales investigadores de todo el mundo. Estos datos experimentales y sus conclusiones nos revelan que el equivocado punto de vista materialista es el epicentro de la mayor parte de los problemas del mundo hoy en día. Para hacer frente a estos problemas, ahora tenemos la ciencia de la espiritualidad que es totalmente verificable y objetiva. Más que una simple teoría, el activismo cuántico es la brújula moral de la física cuántica que realmente nos ayuda a transformar nuestras vidas y a la sociedad. Así que vamos a practicar lo que predicamos y hagamos circuitos cerebrales de emociones positivas. Simplemente hagámoslo. Practiquemos. Dejemos que algunos de nosotros seamos buenos, hagamos el bien. Que estemos con Dios algunas veces, que estemos en el ego parte del tiempo y dejemos que esta danza genere actos creativos de transformación. Con esta resolución, con este objetivo en mente, los invito a convertirse en activistas cuánticos.” Acepto la invitación cual vaso de agua en el desierto y extiendo la misma. Simplemente hagámoslo. Tengamos la ambición de crear un ejército de guerreros espirituales, músicos, activistas cuánticos, cantantes, danzantes, tecnochamanes, psicomagos, poetas, alquimistas, actores, pintores, cineastas, hackers de la realidad. Aprendamos. Practiquemos. No existe nada real que nos impida cumplir el objetivo de llevar a cabo un movimiento espiritual contracultural. El libro The Electric Jesus de Jonathan Talat Phillips, que narra el viaje del autor a la sanación a través de un agnosticismo contemporáneo – desafortunadamente no ha sido traducido al español, pero pareciera haber sido escrito para su lectura en este México deprimido post electoral – Jonathan advierte, que la liberación espiritual por si misma, nunca será suficiente. Si estos nuevos humanos han de sobrevivir, tendrán que ser “guerreros espirituales… capaces de enfrentarse a la máquina materialista Occidental, con el fin de crear sociedades auto sustentables que se preocupen por sus habitantes, en armonía con los ciclos de la naturaleza y reciban y honren la vasta luz sanadora que silenciosamente nos conecta a todos.

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