miércoles, 29 de agosto de 2012

SAMUEL JEAN CROMBÉ

SAMUEL JEAN CROMBÉ, Psicólogo especializado en psicología clínica por la Universidad de Paris VIII Ha completado su formación práctica en la Unidad Infantil de Salud Mental de Jerez y en el Centro de Salud Mental de Villamartín (Cádiz) donde colabora con el responsable de formación en Psicología Sistémica en Andalucía, adquiriendo experiencia en el trabajo con los sistemas familiares. A partir de 2000 trabaja de tutor para niños y adolescentes en una granja-escuela de Sevilla. Para mejorar la eficacia y el alcance del trabajo con ellos se forma en Arte-terapia. A finales de 2003 se traslada a Madrid y en enero de 2004 se incorpora al equipo del centro CreaSalud. Se forma entonces a la técnica del ICV (Integración del Ciclo Vital).

 Mi interés por la psicología nació al seguir un psicoanálisis didáctico jungiano que me hizo descubrir la enorme capacidad del ser humanos para evolucionar así como un profundo y respetuoso interés por nuestro mundo interior. Decidí dedicarme a ello, graduándome en psicología clínica. Tuve entonces la oportunidad de adentrarme en el fascinante trabajo con niños y adolescentes así como el de los sistemas familiares, marco esencial del desarrollo psicológico de los más jóvenes. Para pasar a una nueva etapa, necesitamos despertar nuestra capacidad de autocuración. Buscando herramientas que lo permiten, me formé en arte-terapia así como en diferentes tipos de trabajos energéticos: Shiatsu, Chi-Gong, esencias minerales y florales, otras técnicas para movilizar la energía y la ICV (Integración del Ciclo Vital). Hoy en día, integro estas herramientas acompañando a las personas para que redescubran sus propios recursos ante momentos de cambio o de dificultades. Mi deseo es que descubran que el dolor o los obstáculos tienen un sentido y una vez atravesados permiten que encontremos una nueva manera de vernos, una nueva manera de ser, una nueva forma de disfrutar de nuestra vida. Este enfoque es particularmente eficaz con niños y jóvenes. Pasan por etapas de desarrollo que son oportunidades para integrar nuevas capacidades, pero que a veces les exigen un esfuerzo adicional y se preguntan: “¿Por qué me ha tocado ser diferente?”. Les ofrezco un espacio donde pueden descubrir sus puntos fuertes y sus propias herramientas. Refuerzo su parte más vital, la que está dispuesta a evolucionar. Suelo involucrar a la familia en este trabajo ya que los cambios que viven los jóvenes ponen a prueba el equilibrio familiar. Podemos entonces descubrir nuevas vías de comunicación, facilitando la resolución de conflictos y la integración de los progresos.

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