Los emigrantes alemanes habían llegado a diversos puntos de Europa Oriental desde el siglo XII cuando la cristianización de Prusia estimuló que la Orden Teutónica fundara localidades pobladas por emigrantes alemanes a lo largo de la orilla sur del Báltico, desde Pomerania hasta Lituania. De forma similar los monarcas de la República de las Dos Naciones habían permitido desde el siglo XVI la emigración de alemanes (campesinos y pequeños comerciantes) para la ocupación de tierras arables poco pobladas. De similar forma los reyes de Hungría habían aceptado y estimulado la presencia de colonos alemanes en las zonas de Transilvania y Voivodina que estaban bajo su control, mientras que posteriormente la dinastía austriaca de los Habsburgo impulsó desde el siglo XVIII la llegada de comerciantes y funcionarios alemanes a todas las provincias meridionales del Imperio Austrohúngaro en los Balcanes. En Checoslovaquia, los alemanes habían colonizado territorios desde que la corona checa se uniera a los Habsburgo austriacos en la Edad Media, y con la incoporación de Eslovaquia al Imperio Austrohúngaro esta emigración de germanos se fortaleció.
Como la Alemania Nazi invadió Checoslovaquia primero y, posteriormente, Polonia y otras naciones europeas, algunos de los miembros de la minoría étnica alemana en los países ocupados apoyaron a las fuerzas invasoras y la posterior ocupación nazi. Estos actos causaron hostilidad de la población nativa hacia las minorías étnicas alemanas, y luego estos sentimientos serían usados como parte de la justificación de las expulsiones.
Durante la ocupación nazi de Europa del Este, muchos de los ciudadanos de origen alemán que habitaban en los países ocupados o en los satélites del Eje solicitaron la ciudadanía alemana a través de la Deutsche Volksliste auspiciada por el Tercer Reich. Gracias a esto, algunos de ellos ocuparon puestos importantes en la jerarquía de la administración gubernamental o participaron en las acciones y crímenes de los invasores. Cuando el régimen nazi se derrumbó ante el avance del Ejército Rojo, el temor a ser objeto de represalias impulsó a estas personas a tratar de huir hacia Alemania. Numerosas fuentes alemanas, informes médicos, y testimonios de los prisioneros alemanes obligados a trabajos forzosos, sostienen que algunos soldados del ejército soviético cometieron violaciones flagrantes de los derechos humanos, alegando a su vez los soldados soviéticos que sus abusos y violencias constituían una venganza justificada por los crímenes de guerra nazis en el Frente Oriental. Ciertamente, las noticias de estas atrocidades (masacres indiscriminadas, violaciones masivas de mujeres, saqueos y destrucciones) eran exageradas y propagadas por la máquina propagandística nazi para estimular el miedo a los soviéticos y fomentar la resietncia, pero en verdad causaron oleadas de pánico entre la población que la impulsaba a huir más prontamente.
El rápido avance del Ejército Rojo, y la reluctancia de las autoridades nazis a una evacuación oportuna de sus civiles en medio del combate sostenido por la Wehrmacht, causaron que al final de la Segunda Guerra Mundial varios millones de alemanes étnicos permanecieran contra su voluntad en territorios de países de Europa Oriental. En estos casos la política patrocinada por la URSS respecto a estos individuos era la expulsión simple y pura, previa confiscación de bienes; los gobiernos de Polonia y Checoslovaquia secundaron estas intenciones y recolectaron a todos los ciudadanos que fueran alemanes étnicos sobrevivientes a las primeras represalias del Ejército Rojo, para expulsarlos hacia la Alemania ocupada por los Aliados Occidentales. En realidad, y pese a los serios actos de violencia que afectaron a los civiles germanos tras la llegada del Ejército Rojo, varios miles de alemanes permanecieron en sus lugares de residencia en Europa Oriental después de 1945 y fueron obligados a abandonarlas más tarde por las autoridades locales.
El caso de Polonia fue bastante especial, pues Stalin había determinado en la Conferencia de Yalta que la URSS se anexaría grandes regiones orientales que habían pertenecido a la Segunda República Polaca, y por lo tanto Polonia sería compensada con todos los territorios que poseía Alemania al este de los ríos Oder y Neisse. Los civiles polacos residentes en las zonas a anexarse por la URSS serían reubicados en estos territorios, cuyos habitantes alemanes serían a su vez deportados en masa hacia el Oeste. Ya en 1919 se había sugerido que la frontera polaco-soviética siguiera la Línea Curzon, que permitía a millones de ucranianos y rutenos quedar bajo soberanía soviética, y en 1945 Stalin revivió esta idea, aun cuando ello implicaba forzar a los polacos residentes al este de la Línea Curzon a dejar sus hogares. La masiva colaboración de los Volksdeutsche (los alemanes residentes en Polonia) en favor del Gobierno General durante el periodo 1939-1945, provocó el apoyo popular de la población polaca a esta idea, valorando la expulsión violenta y total de los alemanes como compensación a los daños sufridos por Polonia.
En Checoslovaquia la expulsión de alemanes se sustentó también en la exigencia del gobierno de Praga de eliminar la minoría étnica de la región de los Sudetes, considerando que los elementos de dicha minoría habían jugado un destacado papel a favor de los nazis durante la Crisis de los Sudetes en 1938; para el gobierno checoslovaco la explusión total e incondicional de los civiles germanos aseguraba que no se repitiera en el futuro una crisis semejante, por lo cual se aprobó sin mayor oposición la Expulsión de alemanes de Checoslovaquia.
En otros casos, como Lituania, Letonia, y Estonia, los alemanes étnicos eran una minoría mucho más reducida que la existente en Polonia o Checoslovaquia, pues se basaba en los alemanes bálticos que habían residido en esas tierras desde el siglo XVI como protegidos del antiguo Imperio Ruso, pero de igual manera participaron en la administración de estos países cuando fueron ocupados por el Tercer Reich. En tanto la región del Báltico fue escenario de una victoriosa ofensiva del Ejército Rojo entre junio y setiembre de 1944, la mayoría de los alemanes étnicos de esta zona lograron huir oportunamente hacia el Oeste. Aún así, en Lituania la fuga de civiles alemanes no se realizó por completo y numerosos alemanes étnicos quedaron atrapados en zonas rurales; particularmente muchos niños huérfanos de origen alemán quedaron a su suerte en bosques, o fueron recogidos por familias lituanas de pequeñas localidades manteniendo oculto su origen étnico.
Otras expulsiones masivas de alemanes se produjeron en los territorios de Hungría, Croacia, Eslovenia, Serbia, y Rumania. En estas zonas las ofensivas soviéticas de agosto y setiembre de 1944 causaron que gran número de alemanes étnicos debiera ser evacuado apresuradamente por las autoridades militares alemanes o debieran huir por sus propios medios. Quienes no pudieron fugar del avance del Ejército Rojo fueron posteriormente expulsados, tanto al ser acusados de colaboracionismo con el Tercer Reich, como por la percepción soviética que la permanencia de grandes masas de civiles alemanes serviría como justificación de un futuro expansionismo germano.
En general, la expulsión de los alemanes de Europa Oriental fue un programa auspiciado por la URSS como una forma de surpimir en el futuro toda posibilidad de un renovado expansionismo alemán hacia el Este y de eliminar toda opción a que minorías étnicas de alemanes en Europa Oriental sirvieran como justificación y estímulo para tal expansionismo, evitando un Drang nach Osten ("Marcha hacia el este" en idioma alemán) similar al lanzado por el nazismo. Asimismo, Stalin consideraba que la eliminación de la minoría étnica de alemanes servía para facilitar la implantación del comunismo en Europa Oriental, considerando que gran número de terratenientes, empresarios y capitalistas eran de origen alemán, por lo cual su desaparición extinguía una posible fuente de oposición a los regímenes patrocinados por la URSS.
Los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña también aceptaban el proyecto de expulsar masivamente a los alemanes y así lo expresaron en la Conferencia de Potsdam, aún cuando Francia rechazó la legalidad de estas expulsiones, en tanto las fugas masivas de refugiados germanos eran comprensibles como resultado de la guerra, pero no así las expulsiones posteriores a mayo de 1945.
Winston Churchill consideraba válida la expulsión masiva de alemanes étnicos, en tanto consideraba que su permanencia en Europa Oriental causaría conflictos permanentes con la población local, serviría como pretexto para reavivar el expansionismo germano, mientras la expulsión sería una sanción proporcional por los crímenes de guerra nazis contra la población civil de Europa Oriental. Igualmente Franklin D. Roosevelt y Harry S. Truman, presidentes de EEUU, consideraban necesaria la expulsión de alemanes pues ello permitiría que los países de Europa Oriental fuesen naciones homogénea (sólo polacos en Polonia, sólo húngaros en Hungría, etc.), sin minorías étnicas, y así evitar las perturbaciones que la presencia de tales minorías podrían causar. De hecho, EEUU consideraba que un error del Tratado de Versalles en 1919 fue permitir que numerosos Estados europeos mantuvieran dentro de sus fronteras poblacion civil identificada con un país diferente al cual vivían, lo que generaría tensiones permanentes y hasta amenazas de una quinta columna. La transferencia de población entre Grecia y Turquía en 1923 aparecía para EEUU como un buen ejemplo a seguir para evitar nuevos conflictos internacionales en Europa. Además, la responsabilidad de Alemania por atroces crímenes de guerra hacía justificable para británicos y estadounidenses que la población civil germana debiera ser castigada con expulsiones masivas.
Las expulsiones implicaban primero la confiscación de bienes de los alemanes étnicos en favor de los gobiernos de los países expulsantes; a continuación las autoridades nativas ordenaban el registro de las personas de origen alemán (ya sean nacidas o no en cada país) y luego emitían la respectiva orden de expulsión contra todos los individuos así encontrados, sin distinción de edad o sexo. Las expulsiones de alemanes teóricamente deberían abarcar a todas las personas de ancestros alemanes o que mantenían una identidad cultural alemana (idioma, costumbres, lealtad nacional), por lo cual muchos alemanes asimilados, que habían adoptado la cultura de los países donde residían, no serían afectados por la expulsión. En tal sentido, Stalin ansiaba que la presencia de civiles alemanes en el Este de Europa se extinguiera, retrocediendo a sus niveles del siglo XII D.C.
Sin embargo, en ninguna nación de Europa del Este fueron todos los de origen alemán obligados a abandonar su tierra. Según las cifras del censo, en 1950 el número total de alemanes étnicos que aún vivían en el Este de Europa era de alrededor de 2,6 millones, aproximadamente el 12 por ciento del total antes de la guerra.
El número total de los alemanes expulsados después de la guerra sigue siendo desconocido, debido a que la mayoría de las últimas investigaciones proporcionaron una estimación conjunta basada en datos incompletos, incluyendo los que fueron evacuados por las autoridades alemanas, huyeron o fueron muertos durante la guerra.
Se estima que entre 12 y 14 millones de alemanes étnicos y sus descendientes fueron desplazados de sus hogares, en las últimas semanas de la Segunda Guerra Mundial o en las posteriores expulsiones ordenadas por los gobiernos de Europa Oriental[1]
En el curso de los sesenta años transcurridos desde el final de la guerra, las estimaciones del total de muertes de civiles alemanes han oscilado entre 500.000 como mínimo y un máximo de tres millones. Aunque la estimación oficial del gobierno alemán de víctimas mortales debido a las expulsiones se situó en 2,2 millones durante varias décadas, los análisis recientes han llevado a algunos historiadores a la conclusión de que el número real de muertes atribuibles a las expulsiones en realidad fue mucho menor — de 500.000 a 1,1 millones. Las cifras más altas, hasta 3,2 millones, por lo general, resultan porque se incluyen todas las muertes relacionadas con la guerra de 1939–1945 entre los alemanes étnicos, incluidos los que sirvieron en las Fuerzas Armadas Alemanas (incluyendo la Wehrmacht, los reclutas de la Volkssturm, o milicias nazis locales). El debate sobre el número de muertes y su causa (muertos como consecuencia directa de los combates o debido a la represión del Ejército Rojo y de las autoridades comunistas locales) sigue siendo tema de tensa polémica entre historiadores alemanes, rusos, polacos, y checos.
Aunque la dictadura nazi y la guerra posibilitaron el destierro de la ciudadanía alemana de Polonia, su exilio obedeció a un plan de limpieza étnica de las autoridades polacas.[2]
Más de medio siglo después, una controversia es estimulada por polémicas demandas de algunas organizaciones de los expulsados (o sus descendientes) que exigen a los gobiernos de Polonia, Rusia o la República Checa el pago de indemnizaciones por la pérdida forzada de sus propiedades. Sin embargo el gobierno alemán liderado por Angela Merkel ha manifestado que no apoya a nivel oficial los reclamos de personas privadas para lograr la devolución de propiedades.[3] , Esta misma postura ha sido mantenida por los sucesivos gobiernos de Alemania desde la normalización de relaciones con Europa Oriental bajo la Ostpolitik de Willi Brandt.
Cuando la Rusia Imperial fué derrotada por la masoneria internacional en 1.917, hubo unos años de guerra civil y caos en el gran pais. Polonia, que había desaparecido de los mapas desde 1.795, reapareció en Versalles en 1.919. La renacida Polonia vió su oportunidad en la débil Rusia y se anexionó muchos territorios en el este. Estas tierras apenas eran polacas, y estaban habitadas sobre todo por ucranianos, rusos y judios.
Cuando la guerra entre Alemania y la URSS, esta naturalmente recuperó de Polonia los territorios que ésta le había robado 20 años antes. Como compensación la URSS autorizó a Polonia a robar a Alemania una cantidad de terreno parecida en el oeste. Esto fué una franja de unos 300 kms de ancho, y las nuevas fronteras con Alemania se fijaron en los rios Oder y Neisse. Ahí Alemania perdió una quinta parte de su territorio. Unos 100.000 kilómetros cuadrados de tierra alemana antiquísima. Al mismo tiempo, la URSS se apropió de otro antiquísimo territorio alemán: Prusia Oriental.
Para hacer "polacos" y "rusos" estos enormes territorios, la población alemana de unos 16.000.000 de habitantes, había que aniquilarla o expulsarla. Esto ocurrió a principios de octubre de 1.944 con una gran brutalidad. Alrededor de unos 2.000.000 de alemanes, la mayoría mujeres, niños y ancianos fueron masacrados y asesinados en "pogroms" y en campos de concentración, o murieron de frio y privaciones en su expulsión hacia el oeste. Parecidas masacres y expulsiones ocurrieron en Checoslovaquia y Yugoslavia. Los bombardeos de terror sobre las ciudades alemanas costaron mas de 1.000.000 de muertos, la mayoria mujeres y niños. Apenas acabada la guerra, EEUU y Francia dejaron morir a propósito a mas de 1.000.000 de alemanes prisioneros de guerra, de hambre y enfermedades en superpoblados campos de concentración. Los años 1.945 a 1.950, las potencias aliadas de ocupación , siguiendo el "plan Morgentau", redujeron enormemente la capacidad de producción industrial y agrícola de Alemania, con la consecuencia de que unos 9.000.000 de alemanes murieron de hambre y enfermedades. En total murieron al menos 12.000.000 de alemanes, civiles y soldados desarmados como consecuencia de esta planeada masacre .
POLONIA Y OTROS LUGARES DE EXPULSION
El año 1.993, apareció en Nueva York el libro del periodista John Sack "An Eye for an Eye" . El libro está basado en el resultado de 7 años de investigación intensiva en la Polonia de postguerra y los territorios de donde fueron expulsados los alemanes. Sack estudió montañas de documentos y entrevistó a numerosos testigos.
Sack escribe: "En estos enormes territorios (los que Polonia anexionó en 1.945) tenia la Oficina Estatal (organización encargada de perseguir a "nazis") 1.255 campamentos para alemanes, y en todos murieron del 20 al 50% de los prisioneros. Esto no se pudo mantener en secreto. Muchas personas tomaron el tren a Berlín y lo denunciaron a las embajadas de EEUU y Gran Bretaña, que informaron a Washington y Londres en enormes sobres. Alguien debió leerlos, porque el jueves 16 de agosto, Winston Churchill pidió la palabra en la casa de los comunes y dijo: "Grandes cantidades de alemanes han desaparecido sin dejar rastro. No se puede desechar la idea de que una catástrofe de enormes dimensiones está ocurriendo tras el telón de acero". Otro parlamentario dijo: "¿Era ESTO por lo que nuestros soldados murieron"?. En el Congressional Record del dia 2-8-1.945 está escrito lo que un senador de EEUU dijo: "Tras los horrores de los campos de concentración nazis habría que esperar que algo así nunca mas volviese a acurrir. Pero lo siento…". El senador informó de "orgías" de castigos, fusilamientos, torturas con agua, abrir las venas, destrozo de cráneos contra el techo en los campos de concentración de las Oficinas del Estado (Sack, p. 111).
Según informaciones oficiales estos campos existieron de 1.945 a 1.948, y según los archivos alemanes murieron o fueron asesinados unos 80.000 alemanes, la mayoria ancianos y niños.
La Oficina, que tenia 1.255 campos de concentración estaba dirigida por Jacob Berman. Entre sus ayudantes estaban Lola Potok Ackerfeld, Itzak Klein, Adela Glickman, Moshe Grossman, Shimon Nunberg, Salek Zucker, David Feuerstein, Ayzer Maka, Aaron Lehman, Jadzia Gutman Sapirstein, Shlomo Singer, Chaim Studniberg, Hanka Tinkpulver, Shlomo Morel, Efrain Lewin, Moshe Maka, Barek Einsenstein, Major Frydman, Jacobowitz, Mordecai Kac, Moshe Kalmewicki, Josef Kluger, Nachum Solowitz, Moshe Szajnwald y Schmuel Kleinhaut (Sack, p. 182-183).
John Sack, que es de origen judio, subraya que la Oficina estaba dominada por judios: "Barek Einsenstein calculó que un 90% de los judios de la Oficina de Kattowitz "polaquizaron" sus nombres (…) Pinek Maka, secretario de seguridad del estado por Schlesien (Silesia), calculaba que entre un 70 y un 75% de los oficiales en Schlesien era judios. Barek Einsenstein calculaba al menos el 75%, Moshe Makas "tal vez" entre el 70 y el 75%. El año 1.990 dijo el vice ministro de justicia de Polonia: "No me gusta hablar de esto, pero la inmensa mayoria de los oficiales de la Oficina en toda Polonia eran judios.(…)Entre los comandantes judios estaban Major Frydman en Beuthen, Jacobowitz en un campo sin identificar, Shmuel Kleinhaut en Myslowitz, Efrain Lewin en Neisse, Shlomo Morel en Schwientochlowitz, Oppeln en Kattowitz y Lola Potok Ackerfeld en Gleiwitz. Czeslaw Geborsky, comandante en Lamsdorf era católico, pero de algún otro comandante (no judio) de campo de concentración , nunca he escuchado hablar. (Sack, p.183).
Alemanes en Schwientochlowitz intentaron informar al exterior. Un hombre fué hacia la alambrada y gritó: "este lugar es un infierno". Fué asesinado. Otro que intentaba sacar un mensaje del campo fué torturado, pero un joven miembro de las Hitlerjugend de Gleiwitz pudo escapar. A las tres de la mañana se escondió en los retretes de los hombres y a las seis salió con unos mineros. El comandante Slomo Morel lo encontró en Gleiwitz y lo llevó de nuevo a Schwientochlowitz (…). Los guardias lo hicieron literalmentre papilla golpeándolo con barras de hierro. Tras esto ninguno intentó escapar. Un hombre que había estado en Auschwitz fué liberado y dijo: " Antes estoy diez años en un campo alemán que un dia en un campo polaco".
Dia y noche escuchaba la población civil de Schwientochlowitz a los alemanes gritar, y un cura católico, anciano y buena persona intentó llamar la atención sobre ellos. Tomó el tren a Berlín y buscó un oficial británico al que le contó que ocurria. El oficial mandó "información melancólica" por correo diplomático a Londres: "Un párroco de Schlesien ha estado en Berlín. Lo conozco personalmente desde hace años y aseguro que es totalmente creible. Es un hombre que siempre ha estado dispuesto a ayudar a víctimas del régimen nazi".
El oficial siguió contando lo que la Oficina hacia con los alemanes: "Funcionarios polacos decian: ‘¿Porqué no tendrian que morir?’. Los campos de concentración no se han abandonado, sino que han sido utilizados por los nuevos mandatarios. En Schwientochlowitz, los prisioneros que no son apaleados hasta la muerte, son obligados noche tras noche a permanecer en agua helada hasta que mueren. Esto es cierto, ya que la celda de castigo de Shlomo es una cisterna de agua. (Sack, p. 109).
Sobre la situación en Schwientochlowitz sigue contando John Sack lo siguiente:
Los guardias usaban garrotes, maderas, pértigas y las muletas de los alemanes para pegarles los 15 golpes cada uno. A veces cambiaban la paliza por la pena de muerte, para lo cual tomaban al alemán de pies y manos y como un espolón con la cabeza por delante lo golpeaban contra la pared (…) La cifra de muertos era enorme pero Shlomo sabia que además de los 600 "nazis" en las barracas pardas, había también 1.800 hombres y 600 mujeres "colaboradores". Shlomo no tocó a estos últimos, sólo a los de las barracas pardas, pero los guardias empezaron a pegar a todos si no saludaban y decían "si mi señor" en polaco, si no recogían su pelo , si no se lamían su sangre (...) Los guardias violaron a las mujeres por lo que una joven de 13 años quedó en estado, enseñaron a sus perros a atacar a los alemanes mordiéndoles en los testículos. Pero aún quedaban 3.000 prisioneros, y Shlomo los odiaba aún mas que en febrero, ya que se resistían a morir (...) Al final los piojos llegaron para ayudar a Shlomo: un hombre enfermó de tifus y el y el otro hombre de su cama murieron, y al poco la fiebre se había extendido por todo el campamento de Shlomo (...).
Al poco tiempo tres cuartas partes de los alemanes habían muerto en el campo de Shlomo, y este dijo: "Lo que los alemanes no habían conseguido en cinco años en Auschwitz, lo he conseguido yo en Schwientochlowitz en sólo cinco meses" (Sack, p. 106).
Durante siete meses consiguió Shlomo Morel acabar con la vida de 2.500 civiles alemanes. El año 1.992 querian en Polonia procesarlo por esta masacre. Morel huyó a Israel, que se niega a extraditarlo a Polonia.
El campo de la muerte de Lamsdorf funcionaba de la siguiente manera: "Dia tras dia Czeslaw recibia una lista con los nombres de los alemanes muertos y siempre decia lo mismo: ‘¿Porqué tan pocos’? (...) Los mas desgraciados entre los alemanes eran las mujeres de Grüben. Durante la guerra los SS enterraron en un prado unos 500 polacos cerca de Lamsdorf , pero Czeslaw había oido decir que eran 90.000 (¡!) y mandó a las mujeres de Grüben a desenterrarlos. Las mujeres hicieron esto y se sintieron mal cuando aparecieron los cadáveres podridos. Las caras estaban deshechas, la carne podrida, pero los guardias, psicópatas, que obligaban a las mujeres a beber orina, o sangre, o excrementos humanos, o les introducian un billete en la vagina y le pegaban fuego, chillaban a las mujeres de Grüben: "Echaos encima", las mujeres hacian lo que les mandaban y los guardias volvian a chillar: "Abrazadlos, besadlos, fornicad con ellos". Con las culatas de los fusiles golpearon a las mujeres en la cabeza hasta que los ojos, la nariz y la boca estaban dentro de la carne podrida de los cadáveres (...) En este lugar no había duchas y como estos cadáveres habían muerto de tifus, 64 de estas mujers de Grüben murieron de esta enfermadad (...) Czeslaw fué al club judio, dos habitaciones en el segundo piso en Rüppelstrsse, ya que todos sus amigos eran judios, a pesar de que el declaro que era polaco católico (...) Casi el 20% de los alemanes de Lamsdorf lograron sobrevivir (1.576 de un total de 8.564 entre hombres, mujeres, niños, niñas y bebés) . (p. 130)
"En el campo de concentración de Myslowitz, cerca de Kattowitz, judios supervivientes de Auswitz decian a los alemanes: "Cantad", "¿Qué quereis que cantemos?", "Cantad lo que querais u os disparamos", los alemanes cantaban una canción que habían aprendido en el "kindergaten": "Todos los pájaros vienen...", "¡Cerdos!" les gritaban los judios y empezaban a pegarles. Cada dia morian unos 100 prisioneros alemanes en Myslowitz. (p. 110).
"El jefe del campamento en Lamsdorg, Chaim Studniberg, le pegó fuego a una barraca de alemanes y gritó: ‘Sabotaje’, y cuando las alemanas recogian arena que llevaban en sus ropas al incendio para tirar a las llamas, empujaba a las asustadas mujeres al fuego. Los guardias sujetaron a un alemán por la barba a la que pegaron fuego y después le pegaron fuego al hombre.
John Sack no está solo en sus experiencias. Con respecto al campo de concentración de Lamdorf, las investigaciones de Sack se pueden comparar con las del médico del campo Hans Esser en su libro "Lamsdorf. Dokumentation über ein polnisches Vernichtunglager", (Laumann-Verlag, Dülmen, 1.977). Según el doctor Essen 8.064 alemanes fueron emplazados en este campo de los horrores. 6.488 murieron, o sea, el 80%. La cifra total corresponde a la que nombra Sack. Además Esser cita supervivientes alemanes que cuentam el uso de torturas y otros métodos de exterminio descritos por Sack.
En la República Federal Alemana, un ministerio sobre desplazados, publicó el año 1.961 una obra en varios volúmenes sobre los expulsados alemanes del este y central Europa: "Documentation der Vertreigung der Deutschen aus Ost-Mitteleuropa, herausgegeben von Bundesministerium für Vertriebne, Flüchtlinge und Kriegsgeschädigte", DTV, München, 1.984, edición igual a la de 1.961.
Otra fuente de información es el trabajo de Heinz Nawratils "Die deutschen Nachkriesverluste", Herbig, München-Berlín, 1.988, al igual que la obra del historiador hispano-estadounidense Alfred Maurice de Zayas "Amnerkungen zur Vertreibung der Deutschen aus dem Osten", Kohlhammer, Stuttgart, 1.986. Estos autores se han esforzado en fijar el número de muertos. Las de Heins Nawratis están basadas en material estadístico de la Statistisches Bundestamt de la RFA. No solo incluyen las cifras de expulsados sino también de los que fueron trasportados a la URSS donde perecieron, alemanes de Hungría y Rumania, Prusia Oriental: 299.000 víctimas, Pomerania: 364.000 víctimas, Brandemburgo: 207.000 víctimas, Silesia: 466.000 víctimas, Danzig: 83.000 víctimas, Báltico, 51.000 víctimas, Checoslovaquia con Sudetes: 272.000 víctimas, Polonia (fronteras de 1.939): 185.000 víctimas, Hungria: 57.000 víctimas, Yugoslavia: 135.000 víctimas, Rumania: 101.000 víctimas, "suma: 2.230.000 víctimas. El autor remarca que con gran seguridad son cifras "a la baja". Aqui tampoco se cuentan los alemanes de Rusia, víctimas de la URSS por represión o deportaciones.
Alfred Zayas da las siguientes cifras: territorios alemanes del este: 1.225.000 víctimas, Checoslovaquia 267.000 víctimas, resto de paises: 619.000 víctimas, total 2.111.000 víctimas. Los dos dan cifras grandes y bastante parecidas. Una cifra segura absoluta, es imposible de saber.
John Sack cuenta lo que ocurrió con los alemanes en Checoslovaquia: "Un amigo (de Pinkus) estaba en Praga donde trabajaba en el servicio secreto. Por alguna razón que Pinkus desconocia, Stalin dejó que este servicio se llenase de judios. El amigo de Pinkus le dijo "ven", y le enseñó una cárcel para alemanes que había allí. Era de cinco pisos, y los alemanes que Pinkus vió no estaban en celdas, sino en las escaleras. Jóvenes y ancianos alemanes subian y bajaban sin descanso por las escaleras, cuando un alemán se caia, nadie se paraba a ayudarle, sino que le pasaban por encima, todos los alemanes estaban desnudos, y los checos en los cinco pisos les gritaban: "deprisa cerdos alemanes, raza de señores, ¡Heil Hitler!, y cuando caian les pegaban con porras de goma y los obligaban a seguir. (Sack, 96).
El gran maestro de ajedrez Ludek Pachmann cuenta lo siguiente sobre lo que ocurrió a los alemanes en Praga: "Si hay un infierno en la tierra, estaba en Praga el 5-5-1.945. En las farolas de mi amada ciudad había colgados de los pies y como antorchas vivientes, hombres de las SS (...). Bandas armadas que se llamaban partisanos expulsaba gente de sus casas. En la desembocadura del Wassergasse colgaban tres cadáveres desnudos, con amputaciones que los hacian irreconocibles, les habían sacado todos los dientes, la boca era un agujero sangrante. Otros alemanes eran obligados a arrastrar a sus muertos en Stefangasse. Ancianos, mujeres, niños eran torturados, castigados hasta la muerte. Violaciones, bárbaras atrocidades (...). Yo no cuento estas barbaridades para difamar a mis compatriotas sino porque estoy convencido de que solo habrá entendimiento entre los pueblos cuando todos reconozcan como ocurrieron los hechos" ("Hör zu", 5 noviembre 1.982).
Sobre la masacre de Aussig (Ústi) el 30 de julio de 1.945, cuenta una mujer que fué testigo: "Estaba en una pequeña peluqueria en Markplatz en Aussig, de allí veia casi toda la plaza. Poco después vi como ferroviarios checos con uniforme y también civiles checos perseguian alemanes que habían sido obligados a llevar brazaletes blancos. En grupos de 30 o 40 se arrojaban sobre una víctima y la pateaban hasta la muerte. La cabeza y la cara no eran mas que una masa sangrienta deforme. Vi al menos 12 alemanes en esa situación. Entre las víctimas había también mujeres y chicas jóvenes. Pude escuchar los gritos de las jóvenes cuando eran apaleadas. Al mismo tiempo venian trabajadores del turno caminando sobre el puente nuevo, en el que la "caza del hombre" se desarrollaba de la misma manera. Entre 30 y 50 trabajadores alemanes fueron arrojados en Brückenplatz, y arrojados por los soldados checos a la mina si aún daban señales de vida. Muchos alemanes malheridos fueron arrojados al Elba, y se les disparaba si flotaban. Los supervivientes de este baño de sangre fueron trasladados al campo de Lerchenfeld. Calculo que unos 700 alemanes perdieron la vida en Aussig. Parece ser que este baño de sangre fué bien planeado. Media hora después de la detonación los soldados checos de Körneschule tomaron las armas y sin orden aparente participaron en la caza callejera. A las tres un trabajador checo de buen corazón envió a casa unos trabajadores alemanes del depósito de municiones, que explotó antes de tiempo y contra las protestas de los alemanes de que la jornada de trabajo aún no había acabado." (Kern, p.253).
Las persecuciones contra los alemanes de los Sudetes no fueron tan graves en los campos de concentración como en las calles y plazas de Checoslovaquia, donde checos "normales" participaron en estas orgias sangrientas. ¿Tiene esto su explicación en que el régimen nazi fuese especialmente duro con Checoslovaquia?, no, Erich Kern nos da otra explicación. De los paises eslavos ocupados Checoslovaquia salió mejor librada. Heydrich había conseguido ganarse una gran parte de los checos para la causa alemana. En primer lugar los alemanes no se metieron en la vida privada y cultural checa, y en segundo lugar, Heydrich introdujo el bien desarrollado sisitema social alemán en el protectorado Böhmen-Mähren. Los trabajadores que más ganaron por un sistema de "bonos" y producción fueron los trabajadores checos. En todos los lugares ocupados por Alemania había algún tipo de resistencia más o menos fuerte. En Böhmen-Mähren la resistencia fué mínima y hubo menos atentados que en la misma Alemania. Todos los funcionarios checos se quedaron en sus puestos de trabajo y la producción fué alta hasta el final de la guerra. Incluso tras el atentado y muerte de Heydrich por unos checos y la venganza alemana de Lidice al ejecutar a los 184 hombres, la situación siguió tranquila. Cuando acabó la guerra, los checos no podian enseñar ninguna resistencia heróica contra la ocupación, como por ejemplo en Varsovia en 1.943 los judios y los polacos en general en 1.944. Por lo que muchos checos debian tener mala conciencia como un pueblo de colaboradores, y tras la derrota alemana quisieron "remediarlo" con violencia contra indefensos civiles.
La resolución de las expulsiones de los 16 millones de alemanes de los paises del este se decidió por los aliados en Jalta en febrero de 1.945 y en Postdam en julio y agosto de 1.945. Las expulsiones y las masacres comenzaron en el otoño de 1.944. El ejército rojo entró en terreno alemán el 19 de octubre de 1.944, y ya el mismo dia se hizo la primera masacre de civiles alemanes en Nemmersdorf, Prusia Oriental. Lo que le siguió fué una interminable serie de asesinatos, masacres, saqueos, violaciones que obligaron a millones de personas a huir en pánico. El número exacto de cuantos murieron congelados en las carreteras hacia el oeste, o de hambre y enfermedades, nunca lo sabremos.
Un especial y amargo capítulo fué las violaciones en masa de mujeres y jóvenes alemanas. Aquí siguen algunas línes de un artículo del periódico "Das Ostpreussenblat" del 4-2-1.995, publicado en la celebración obligatoria de la derrota de mayo de 1.945: "En lugares oficiales de la república federal se preparan para celebrar la ‘liberación’, pero los prominentes mandatarios alemanes no dedican un solo minuto ni un pensamiento a las mas de 1.220.000 mujeres alemanas que fueron violadas por los ‘liberadores’ (...), ni a las mas de 180.000 mujeres alemanas que murieron por causa de las violaciones, asesinadas tras las violaciones o por enfermedades contraidas en las violaciones. Prácticamente nadie se ha dedicado a estas violaciones para ‘arreglar cuentas con el pasado’. Es una paradoja que debamos a una figura frontal del movimiento del 68 que las violaciones hayan salido a la luz. La directora de cine Hilke Sander empezó a finales de los 80 a recoger material para una película de la ‘suerte’ de las mujeres alemanas al final de la II guerra mundial. Anuncios en la prensa resultaron en muchas contestaciones de las víctimas. La sra. Sander se sorprendió de ver que casi nadie había dedicado la atención a este asunto. Igualmente se sorprendió al constatar que en diferentes hospitales de Berlín había denuncias y tratamientos de esas mujeres de abril y mayo de 1.945. Con la ayuda de la historiadora Barbara John y con la ayuda de estadísticas de población, médicos y otros expertos la sra. Sander consiguió despertar el interés en el canal de TV ARD para la película "Violaciones al final de la guerra" para financiar el proyecto. Pero, como ella misma contó la redacción femenina se mostró muy fria. Seis empresas dependientes de la ARD descartaron la idea de la financiación (...) Con dificultades pudo acabar el proyecto. El resultado fué una película en dos partes con el título: BeFreier und Befreite Krieg, Vergewaltigung, Kinder (...) Hilke Sander muestra como los hombres reciben medallas por sus heridas mientras las mujeres han de seguir viviendo con sus heridas sin que nadie se interese por ellas.
Bombardeos de ciudades se hicieron por ambos bandos, pero los bombardeos alemanes de ciudades británicas, Rotterdam, etc. nunca alcanzaron la intensidad de la destrucción total por parte de los aliados de cuidades alemanas. Además, fueron los británicos los que empezaron. La noche del 11 de mayo de 1.940 los británicos empezaron un bombardeo de terror de plenas zonas urbanas en la ciudad de Mönchengladbach como primer objetivo. Durante meses se conformó Hitler con protestas. Ya en noviembre de 1.940 los alemanes bombardearon Coventry. Las cifras de muertos varian, de 380 (David Irwing) a 586 (Lutz Budrass). Además, Coventry era un objetivo importante militar. La ciudad era el centro de la industria de motores de avión. Las fábricas estaban en la zona antigua de la ciudad y por eso el bombardeo fué duro. Es estúpido decir que los alemanes en primer lugar querian aterrorizar a la población civil.
Sin embargo es lo que hicieron los británicos. A principios de 1.942 el profesor Fredrick Alexander Lindeman, consejero de Churchill en asuntos de guerra de aviación dijo: "Los bombardeos se han de hacer contra las vivendas de los trabajadores. La clase media, con sus viviendas mas separadas es un derroche de bombas. Si los bombardeos se hacen contra la población civil – las fábricas y puestos militares son mas difíciles de localizar y destruir – seria posible destruir la mitad de las viviendas de todas las ciudades con mas de 50.000 habitantes." El profesor Lindeman, mas tarde nombrado Lord Cherwill, fué un estratega de los bombardeos de terror, un asesino de masas desde su mesa de trabajo (Kern, pag. 136)
Como ejemplo del genio diabólico de Lindemans se puede nombrar el bombardeo de terror sobre Hamburgo en julio de 1.943. Erich Kern escribe: "La empresa se planeó diabólicamente y se ejecutó diabólicamente. Se dieron órdenes de que por cada mina aérea si arrojasen 20 bombas explosivas y 120 bombas incendiarias. El orden de lanzamiento estaba programado. Primero las minas que destruian los techos para que las bombas incendiarias prendiesen mas fácil , después las pesadas bombas explosivas, para destruir cañerias e instalaciones y después las incendiarias (...) Pronto ardia la ciudad como una antorcha. La gente que huia al aire libre, salia al asfalto ardiendo y morian por miles. Otros no podian salir de los sótanos ya que las casas se derrumbaron encima. La misma estrategia se usó en Dresden, pero en mucha mayor cantidad" (Kern, pag. 138)
En Hamburgo fueron masacrados de esta manera durante unos dias en julio de 1.943 entre 40.000 y 55.000 personas. Como comparación en Gran Bretaña, durante toda la guerra con bombardeos y V-1 y V-2 murieron 51.509 personas.
El peor ejemplo fué Dresden, por la cantidad de muertos en la tormenta de fuego que destruyó la ciudad y por la ridiculización de las cifras de muertos, la prensa "correcta" alemana dice 35.000 muertos tras la noche de bombardeo por parte británica y estadounidense la noche del 14 de febrero de 1.945.
El teniente coronel de la Bundeswehr, Eberhard Matthes era en febrero de 1.945 jefe de la defensa de Dresden. Dice que tras algunas semanas se habían identificado totalmente 35.000 cadáveres, identificado parcialmente unos 50.000 (tal vez por iniciales, anillos de boda, etc.), y 168.000 cadáveres no pudieron ser identificados, total 253.000 muertos (Askania Annual, abril 1.985)
Esta cifra coincide bastante con una orden de 23 de marzo de 1.945 en la que se decia que se habían contabilizado 202.040 muertos, la mayoria mujeres y niños, y que se esperaba que la cifra subiese a 250.000 muertos. (David Irwing, Der Untergang Dresdens, Ullstein, 1.994, psg. 31) Una cifra oficial de Dresden del 31 de julio de 1.992 firmada por Karin Mitzacherklich, de la municipalidad, da la cifra de muertos entre 250.000 y 300.000.
La cifra de 35.000 corresponde a las víctimas identificadas. Como la zona interior fué totalmente destruida, fué imposible precisar la cantidad de muertos. Muchísimas fueron imposibles de reconocer. Dresden estaba en ese momento llena de gente que huia del este y podria haber habido un millón de personas. La finalidad del bombardeo fué masacrar la mayor cantidad posible de civiles y destruir la mayor cantidad de monumentos posible. Zonas militares prácticamente no había, y además no fueron atacadas. (Irwing pag. 248). Dieter Georgi, superviviente de Dresden, confirma los bombardeos de terror sobre la población civil. La base militar aérea de Klotzsche, solo a 8 kms. de Dresden no recibió ni una bomba. Dresden era un importante punto de comunicación por ferrocarril pero durante el primer bombardeo no alcanzaron las estaciones de ferrocarril ni una bomba. Un tren con munición pudo salir hacia el frente del este, a pesar de que deberia haber sido fácil de distinguir. Dieter Georgi se refugió en la ribera del Elba y vió como los pilotos británicos con vuelo rasante deberian haber visto que solo había civiles. Dieter fué profesor de teologia, entre otros lugares en Harward y su informe "Los bombardeos de Dresden" fué publicado en el "Harward Magazine" de marzo-abril de 1.995.
Tras Dresden, la orden fué destruir Chemnitz, a unos 60 kms. de Dresden, pero no las fábricas, sino masacrar a los refugiados que habían escapado de Dresden. La orden no fué llevada a cabo debido al mal tiempo. (Irwing, pag. 189)
Sobre Dresden se lanzaron casi 650.000 toneladas de bombas incendiarias. Los testimonios de supervivientes son apocalípticos (Irwing pag. 233)
Diez dias tras Dresden, el 23 de febrero de 1.945, le llegó el turno a Pforzheim, allí murieron 17.000 personas. Erich Kern cuenta: "La primera bomba hizo explotar la zona donde estaba el gas. En un radio de tres kms. No quedó piedra sobre piedra. Un grandísimo incendio se transformó en un huracán de fuego. Los que no murieron el el bombardeo murieron asfixiados en los sótanos o huyendo entre las llamas. La ayuda de los bomberos era imposible debido a los montones de escombros de dos o tres metros de altura que cubrian las calles." Estas masacres se realizaron cuando se sabia el final de la guerra.
Cuantos alemanes fueron masacrados por los bombardeos de terror es imposible de saber, ya que los registros civiles de muchas ciudades también se destruyeron. David Irwing supone que cerca del millón (David Irwing, Und Deutschalands Städte starben nicht, Wetbild Verlag, Augsburg, 1.989, pag. 373) Otros dicen que dos millones (Schweizer tat, el 19 de enero de 1.955, citado por Kern, pag. 134) lo que parece un poco exagerado.
El año 1.989 apareció el libro del investigador canadiense James Bacque titulado Other Losses. El año 1.994 apareció una traducción al alemán: Der geplante Tod (Ullstein Berlin). Trata un tema que nadie se atreve a rebatir: De los cerca de 8 millones de soldados alemanes prisioneros de los aliados, 1’7 millones nunca volvieron a casa, o sea, cerca del 20%. Nadie discute la cifra, solo se acusan mútuamente. Los alliados occidentales dicen que estos 1’7 millones de soldados alemanes murieron en los campos de concentración soviéticos.
Esta cifra, un millón coincide con la de James Bacque da en sus estudios sobre la enorme cantidad de muertos en los campos de prisioneros franceses y estadounidenses en la Alemania ocupada. Hay que puntualizar que esto ocurrió acabada la guerra, o sea, en tiempo de paz, cuando los aliados occidentales lo controlaban todo y tenian almacenes llenos de comida. Además la Cruz Roja había entregado 13 millones de paquetes de comida que cada uno de ellos podia mantener a una persona adulta un mes. Estos paquetes no fueron repartidos a sus destinatarios: los prisioneros alemanes. Una cifra de comparación: durante la guerra, en los campos de prisioneros alemanes sobrevivieron el 98’5% de los prisioneros aliados occidentales. Esto fué debido a que los alemanes siempre dejaron que los prisioneros recibiesen los paquetes de la Cruz Roja sin demora.
En los campos de prisioneros estadounidenses y franceses de la zona ocupada había mas de 6.000.000 de soldados alemanes en pequeños habitáculos con alambre de espino, seguramente, hombro contra hombro. Un soldado que sobrevivió porque su madre era estadounidense y esperó en vano ser liberado pronto por ese motivio, cuenta las penalidades en el campo de Rheinwiesenlägren: "Estabamos en pequeños habitáculos con alambre de espino al aire libre, no nos daban casi nada de comer. Las letrinas eran troncos sobre agujeros junto al alambre. Para dormir haciamos un agujero con las manos y nos apretabamos allí. Como había muchos enfermos había que hacer las necesidades en el suelo. Muchos estaban tan enfermos que no podian ni bajarse los pantalones. Pronto estaba la ropa como el suelo completamente sucio, el mismo lugar donde estabamos, nos sentabamos y dormiamos. Al principio no nos daban ni agua, solo agua de lluvia. Dos semanas mas tarde tuvimos agua de una conducción. Pero nadie tenia nada para recoger el agua, así que directo a la boca y a esperar turno, a veces esperabamos toda la noche (...) Mas de la mitad de los dias no nos daban nada para comer, otros dias una pequeña ración "K" Por el embalaje deduje que nos daban una décima parte de lo que daban a sus soldados. Al final nos daban tal vez un 5% de la ración normal de la US-Army. Me quejé al comandante y le dije que no cumplia las convenciones de Ginebra, pero el me dijo: ‘olvida la convención, tu no tienes derechos’. En esas condiciones empezó a morir mucha gente. Algunos dias después de entrar sanos al campo, mucha gente moria." (James Bacque, Der geplante Tod, pag. 53).
Los prisioneros no recibieron barracones ni tiendas de campaña , a pesar de que de estas últimas había gran cantidad. La situación en los campos franceses la describe Le Figaro en septiembre de 1.945: "Una fuente de confianza cuenta que hay mucha mortandad, y no de enfermedad sino de hambre, hombres que pesan de 35 a 40 kilos." (Bacque, pag. 116) Le Figaro entrevistó al general Buisson que dijo que los prisioneros recibian unas 900 calorias al dia, "Los médicos han explicado que es lo suficiente para que si están en la cama sin moverse no se mueran de repente".
James Bacque ha hecho sus estudios y entrevistas con supervivientes de los campos aliados que estuvieron en marcha desde 1.945 a 1.950. Bacque cuenta que 1.700.000 hombres y jovenes alemanes murieron de hambre, enfermedades e inhumanas formas de trabajo. Muchos pasaron al aire libre rodeados de alambre de espino en lugares superpoblados el invierno de 1.945-46, uno de los mas frios en Europa en 100 años.
Primero Bacque fué alabado por su libro por historiadores que desconocían estos hechos. Después fué criticado por diversos grupos judios, tras los cuales historiadores que antes lo habían alabado se desdijeron de lo anterior, diciendo lo típico: "mal interpretado, mal citado". Un ejemplo de estos historiadores veletas es Stephen Ambrose que empezó a atacar a Bacque. Con sus bien documentados informes, Bacque, en 1.997 sacó otro libro: Crimes and Mercies, donde da mas detalles del genocidio de alemanes por parte de los aliados entre 1.945-50. Durante estos 5 años murieron millones de alemanes de hambre debido a la política de subalimentación llevada a cabo por los aliados a conciencia. Lo siguiente es un resumen de un artículo publicado por Bacque en el periódico de Toronto Globe and Mail el 20 de septiembre de 1.997:
Tan pronto como acabó la guerra en 1.945, empezaron los EEUU y Canadá a enviar enormes cantidades de comida a la gente que a causa de la guerra corria el riesgo de morir de hambre. Esta ayuda no tenia fronteras. Enemigos recientes como Japón e Italia recibieron grandes cantidades, al igual que el nuevo enemigo la URSS. Pero esta "humanidad" tuvo una frontera: Alemania se quedó fuera.
La quinta parte de Alemania anectada por Polonia y la URSS tenia las tierras mas fértiles y los 14 millones de alemanes que habitaron y cultivaron estas tierras sobrevivian en lo que quedaba de Alemania. Las fuerzas de ocupación aliadas prohibieron emigrar a los alemanes. Organizaciones internacionales no fueron autorizadas a mandar ayuda humanitaria a Alemania el primer año de acabada la guerra, después la ayuda era bastante limitada. Cuando la ayuda fué autorizada ya era tarde para bastantes millones de alemanes.
El plan para destruir Alemania fué concebido por el ministro de finanzas de EEUU Henry C. Morgenthau. Este plan consistia en desmantelar Alemania como nación industrial y transformarla en un pueblo de primitivos agricultores. El plan empezó a tomar forma en el cuartel general de Eisenhower en agosto de 1.944. Eisenhower queria dar a Alemania un tratamiento "bueno y duro" y lo motivó con que "todo el pueblo alemán era paranoico".
Morgenthau hizo un protocolo de su encuentro con el presidente de EEUU Franklin D. Rooesveklt y Winston Churchil en Quebec en septiembre de 1.944. El ministro de exteriores británico Anthony Eden, su colega de EEUU Cordell Hull al igual que el ministro de la guerra de EEUU Henry L. Stimson protestaron energicamente contra el plan Morgenthau, diciendo que una Alemania de agricultores no podria sobrevivir. Hull y Stimson le dijeron a Roosevelt que si ese plan se llevaba a la práctica moririan alrededor de 20 millones de alemanes.
La mayoria de historiadores opina que el plan Morgenthau no se llevó a cabo tras estas protestas. Morgenthau dijo a su vez que el plan se llevó a cabo. En el periódico New York Post del 24 de noviembre de 1.947 escribió "El plan Morgenthau para Alemania (...) fué una parte del tratado de Postdam, una declaración política y una promesa de una actuación (...) firmada por EEUU, Gran Bretaña y la URSS."
Los aliados obligaron a disminuir la producción de combustible, tractores, acero y otros productos que fueron importantes para la guerra. Disminuyeron la producción de fertilizantes en un 82%. Disminuyeron el valor de las exportaciones alemanas (que ellos controlaban) por lo que disminuyó la entrada de capital con la que los alemanes hubiesen podido comprar alimentos del exterior. Gran cantidad de la fuerza de trabajo estaba en campos de concentración. Los seis meses después de acabar la guerra, la producción industrial de Alemania disminuyó en un 75%, la producción agrícola disminuyó en un 65%. Sesenta millones de alemanes empezaron a pasar hambre en su enorme cárcel.
James Bacque muestra en su último libro como diplomáticos y militares de EEUU en Alemania planearon sistemáticamente el hambre entre los alemanes. Hace poco se ha quitado el sello de secreto a los archivos de Robert Murphy y el trabajo de Robert Patterson, que se guardaban en el Instituto Hoover de Stanford. Murphy era el mas alto diplomático y consejero en Alemania y Patterson ministro de guerra tras 1.945. En un escrito del archivo de Murphy se da a entender que la cifra de muertes en Alemania era mas del doble de la reconocida oficialmente. En el archivo nacional de Ottawa Bacque encontró documentos de 1.946 de los militares de EEUU en Alemania en los que se dice que las muertes en la zona de ocupación era de 21’4 por 1.000 mientras que la cifra oficial que se daba era de 11’7 por 1.000.
Documentos investigados por Bacque en Ottawa, Moscú, Washington y Stanford muestran que los aliados no solo destruyeron la mayoria de la industria, sino que hicieron disminuir la producción agrícola de tan manera que durante bastantes años los alemanes tuvieron menos comida que los holandeses durante la ocupación alemana.
"De 1.945 a mediados de 1.948 se vió como una nación era destruida" dijo el capitán médico de marines Albert Behnkes. Este comparó el hambre holandés y alemán. Durante meses la ración de comida para los alemanes en zona aliada era de solo 400 calorias por dia. En gran parte de Alemania era de unas 1.000 calorias, oficialmente durante mas de dos años nunca fué mas de 1.550. Los holandeses recibieron siempre mas de 1.394 calorias por dia. Por su colaboración en el "hambre" holandesa, el líder nazi Arthur Seyss-Inquart fué juzgado en Nürenberg y ahorcado
Una comparación de las poblaciones alemanas de 1.946 y 1.950 muestra las consecuencias de los racionamientos de comida. Las estadísticas de 1.950 muestran 5’7 millones de personas menos de lo que debería haber sido con respecto a la estadística de 1.946, descontando los muertos oficiales, nacimientos e inmigrantes (expulsados del este y prisioneros retornados) durante los años 1.946-50.
Cual es la cifra de muertos por hambre en la Alemania ocupada de 1.945 a 1.950? James Bacque en su último libro llega a la conclusión de 9 millones de muertos. Hay que puntualizar que eso fué en tiempos de paz y que fueron bastantes mas que los que murieron durante la guerra. O sea, hay que añadirlos a esos otros.
El plan Morgenthau fué detenido al final. A principios de 1.946 protestaron senadores de EEUU, entre ellos Kenneth Wherry y William Langer contra "el loco y brutal plan de Morgenthau". Importante para la opinión pública fué el libro del pacifista y editor británico Victor Gollancz "Our Threatened Values", de 1.946. Importante destacar que Victor Gollancz era judio, en contraste con los asesinos de masas Berman, Pijade, Lindeman y Morgenthau así como Ehrenburg. Sobre Gollancz hay que decir también que lideró una organización para paliar las necesidades de los árabes en Palestina.
Tarde pidió el presidente Truman intervenir. La mortalidad infantil en muchas cuidades alemanas alcanzaba el 20%, muchísimo mas alto que antes de la guerra o el resto de Europa en ese tiempo. En Kiel, zona de ocupación inglesa la tuberculosis había aumentado mas del 70% comparado con antes de la guerra.
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