En 'La muy horrible vida del gran Gargantúa, padre de Pantagruel' (1534) de François Rabelais, Gargantúa funda la abadía de Thelema para su amigo el monje, 'edificio que no tiene muros para evitar murmullos, envidias y conspiraciones'.
Como se aprecia en la imagen, la abadía tiene una geometría muy especial: está inscrita en un hexágono formado por seis torres:
'La construcción se realizó a base de figuras hexagonales, de modo que en cada ángulo se levantó una gran torre redonda de sesenta pasos de diámetro, siendo en grosor y aspecto iguales las unas a las otras. El río Loira corría del lado del septentrión y, al borde de su ribera, se asentaba una de las torres, llamada Ártica; en dirección al Oriente había otra, llamada de Calaire; la siguiente, Anatolia; la siguiente, Mesembrina; la siguiente, Hesperia; y la última, Cryera. Entre cada torre había un espacio de trescientos doce pasos. La construcción era de seis pisos, contando el de las cavas entre ellos, aunque estaba construido bajo tierra. El segundo aparecía abovedado, con tirantes en forma de asa de cesto, y a los restantes los habían estucado con yeso de Flandes, dándoles forma de culo de lámpara en la parte central de cada uno. La techumbre, recubierta de fina pizarra, se remataba con pequeñas figurillas de plomo, representando hombres y animales, todo bien dorado y acabado; los canalones que sobresalían de la muralla, entre las ventanas, iban adornados con un dibujo diagonal, en oro y azur, hasta llegar a tierra, dando allí en unos grandes desagües que, por debajo de la construcción, llegaban hasta el río. [...] Entre las torres, y en medio de cada cuerpo, había una escalera de caracol con sus rellanos, cuyos escalones eran: unos, de pórfido, otros, de piedra numídica, y otros de mármol veteado, teniendo veintidós pies de ancho cada uno; [...]. Desde la torre Ártica hasta Cryera se alineaban hermosas y grandes estanterías, con libros en griego, latín, hebreo, francés, toscano y español, situados en los distintos pisos según las lenguas. En el centro había otra maravillosa escalera de caracol, a la que se accedía por la parte exterior del edificio, atravesando un arco de seis toesas de ancho; estando construida con tal capacidad y simetría que podían subir por ella hasta el piso más alto seis caballeros, uno al lado del otro, armados con sus lanzas. Desde la torre Anatolia hasta la Mesembrina había unas soberbias y amplias galerías, enteramente decoradas con pinturas que representaban las antiguas historias y proezas, así como diversas descripciones del mundo. [...] Los alojamientos de las damas iban desde la torre Ártica hasta la puerta Mesembrina, ocupando los hombres todo el resto.'
Escrito por Marta Macho-Stadler (UPV/EHU)
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